En esta
ocasión voy a tocar temas tan álgidos como la reforma del Código Civil, la
reaparición polémica de la señora presidenta, y las nuevas designaciones de
gabinete, que no son más que claros mensajes de ratificación, siendo la
rectificación visto como un signo de debilidad, y no de grandeza.
Con respecto
a la reforma del Código Civil, pretendemos alertar que no es sólo una
compensación del Gobierno con la Corte Suprema (el código fue redactado por
Ricardo Lorenzetti y Elena Highton de Nolasco, junto a Aída Kemelmajer de
Carlucci, una prestigiosa jurista) por el fallo que declaró constitucional la
ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, sino que además, es un arma con
la que el Gobierno pretende desplegar todo su espíritu revanchista contra el
pueblo que el 27 de octubre pasado decidió darle la espalda en las urnas.
Recordemos que, si bien el Gobierno conserva la mayoría en ambas cámaras
(situación que, conociendo la historia del PJ, puede modificarse), el sueño de
la reforma constitucional y la reelección presidencial indefinida (“Cristina
eterna”) quedó definitivamente trunco.
Hay que
prestar especial atención a estos puntos concretos: Relativización de la
propiedad privada (mayor vulnerabilidad a leyes de expropiación, es más
abstracto el concepto de “utilidad pública”), regulación del uso de cajas de
seguridad en los bancos (permite al Gobierno manejar parámetros sobre los
valores que allí se manejan), mayor poder del administrador de consorcio (la
propiedad horizontal individual queda severamente limitada), y limitaciones de
la responsabilidad del Estado (reducción de plazos prescriptivos, suavización
de penas y de responsabilidades en general).
Sobre la
reaparición de Cristina Fernández de Kirchner, dedicaré sólo algunas líneas.
Sigue intacto su discurso autorreferencial, autista y banal. Su mensaje se
pareció más al de una famosa diva de TV que al de una gobernante. Mi pregunta, sincera, es: ¿Podrá
comprometerse a solucionar las problemáticas que nos aquejan a todos los
argentinos? ¿Se lo permitirá su salud? ¿O sólo podrá hablar de cuestiones
superficiales como las que vimos en el video?
Por último,
los cambios en el gabinete, que han dejado mensajes contundentes. Jorge
Capitanich es la apuesta del cristinismo duro de cara a 2015. Es lógico, se
acordaron de sus raíces. El cargo de jefe de gabinete no es desconocido para el
chaqueño, que ya lo había ocupado durante la presidencia de Eduardo Duhalde.
Además, significa un mensaje claro para Daniel Scioli: el kirchnerismo sigue
conservando mucho peso dentro del PJ.
La
designación de Axel Kicillof no es más que un sinceramiento, no de las
variables, si no de la orientación que tomará el rumbo económico. La Cámpora,
nuevamente, ha ganado terreno y manejará la economía del país, además del Banco
Nación. ¿Antecedentes? Aerolíneas Argentinas, con su déficit operativo de 2
millones de dólares diarios, o YPF, que tuvo que cometer el sincericidio de
asociarse con Chevron. Saquemos nuestras conclusiones.