viernes, 15 de junio de 2012

El por qué de los cacerolazos


Escribo estas líneas motivado por las constantes agresiones y descalificaciones que recibimos quienes pensamos distinto y no compartimos los ideales del actual gobierno, tratándonos ya desde hace tiempo de “gorilas”, “golpistas”, o “fachos”, basados en revivir el enfrentamiento que tuvieron en los ’70 con la Junta Militar, a la cual supuestamente apoyamos y deseamos fervientemente su regreso. En ese contexto, el argumento de los cacerolazos se funda en “el dólar” y en seguir dándonos gustos superfluos, porque representamos una clase “oligarca” que amasó su fortuna a costa de ellos, los “patriotas”, los “defensores del pueblo”.
Lamentablemente, debo decirles que con éstas actitudes, no están haciendo más que adoptar la misma conducta que tanto repudian, y que esos (des) calificativos no hacen más que manifestar la intención de censura y persecución, acercándose a los militares a los que tanto critican. Y que ahora se está dando la situación inversa, siendo los “patriotas” los que se enriquecen a costa de los “oligarcas”.
¿Es el dólar la causa de los cacerolazos? No, es simplemente un eslabón más de la cadena. Una cadena de hechos que muestran la tendencia de esta ideología. La inseguridad, la inflación, las restricciones a las importaciones, la recesión, la inseguridad jurídica, y todo lo que intenta ocultar este gobierno, son males que, o nos merecemos o somos responsables, debiendo asumirlos y cargar con sus consecuencias.
Con una mano en el corazón: Los familiares de víctimas de la inseguridad, que muchas veces son ultimados sólo por unas zapatillas, ¿piensan en dólares? La gente que va a un supermercado y ve que con un billete de $100 cada vez le alcanza para menos cosas, y cada vez le cuesta más llegar a fin de mes ¿piensa en dólares? La gente que trabaja y produce y ve que los impuestos que paga son destinados al empleo de políticas populistas destinadas a comprar voluntades o simplemente a los bolsillos de los políticos, ¿piensa en billetes verdes? Los comerciantes que, como consecuencia del cepo a las importaciones, deben cerrar sus puertas, quedándose ellos y miles de empleados en las calles, ¿piensan en el dólar? Humildemente, mi respuesta es no.
Lo que buscamos es un país donde no haya vencedores ni vencidos, donde no haya revanchismos contra nadie, y donde los “vencidos” no tengan que servir a los “vencedores”. La realidad del país planteada hoy, es que los “patriotas” tienen derechos, y los “oligarcas”, el deber de respetar esos derechos. Así, debemos tolerar que nos falten el respeto, que nos asalten y nos maten, o que nos metan la mano en el bolsillo, porque en su ideario, tienen el derecho a hacernos eso, por “oligarcas”. Por favor, BASTA. Todos somos argentinos, y queremos que el país progrese. No queremos más polarizaciones, ni divisiones, ni venganza contra gente inocente. No queremos a los militares, ni a gente que en nombre del pueblo pero con claros intereses particulares espurios, tengan la misma conducta. Queremos PAZ.

Saludos a todos

lunes, 4 de junio de 2012

"Es la economía, estúpido"

Buenas tardes a todos.

Hoy voy a realizar un análisis de los acontecimientos que han ocurrido en las últimas semanas, intentando ser lo más objetivo posible en un contexto claramente marcado por la subjetividad. Para empezar, el dólar siempre ha sido el refugio de los ahorristas ante una moneda nacional (llámese peso moneda nacional, peso ley 18.188, peso argentino, austral, peso convertible o simplemente peso) que ha sido en líneas generales inestable, sufriendo la quita de ¡trece! ceros en tan sólo cuarenta y cuatro años. Esa "cuestión cultural" que pretende cambiar el cristinismo, es lo que vulgarmente conocemos como "instinto de supervivencia", traducido en el deseo de resguardar nuestros ahorros ante una moneda que es inestable y que tiende a perder su valor ante la creciente inflación, causada por diversos motivos. A nadie le gusta perder plata, y si no pregúntenle a Aníbal Fernández. La respuesta que dio el actual senador nacional ante la pregunta de si guardaba ahorros en dólares, fue sin duda "la gota que rebalsó el vaso" de quienes trabajan honestamente y sólo pretenden mantener ahorros en una moneda que es estable. Fue, tácitamente, reconocer que el que apuesta al peso, pierde, y acto seguido, la obligación que se le impone a la gente a "perder" para que el gobierno "gane". Y es cierto, el que apuesta al peso, pierde, dado que los plazos fijos están pagando un interés del 10% anual, lo cual no cubre ni la mitad de la verdadera inflación. En las declaraciones del ex jefe de gabinete pueden hallarse reconocimientos implícitos de los errores en los que incurrió el Modelo Nacional y Popular, que asfixiado por la deuda pública y por la cancelación de los últimos vencimientos del BODEN 2012, necesita cerrar el grifo cambiario y cancelar las importaciones, lo cual paradójicamente ya está afectando a las exportaciones, que descendieron por primera vez en 6 años.
Otra cuestión que se puso en evidencia con los cacerolazos del jueves y viernes pasados es la parcialidad y subjetividad K. Aníbal Fernández, CFK y todos los funcionarios públicos tienen derecho a ahorrar en dólares, los gorilas oligarcas y los cipayos, no. No pueden quejarse ni reclamar por la plata que están perdiendo, porque son oligarcas que defienden sus propios intereses y van en contra del interés general. Más bien, deberían estar contentos por mantener a los que más los necesitan. En otras palabras, una manifestación de la teoría marxista, que se basa en que todo lo privado es "malo", y todo lo público es "bueno". Aquí sólo voy a resaltar dos frases: Todo modelo que se construye a partir del odio y el resentimiento, fracasa, y detrás de cada crítica subjetiva se esconde una expresión de deseo.
La conclusión es que el marxismo fue muy enfático en su crítica al capitalismo, a tal punto que terminó viciado de los mismos defectos que decía criticar. El afán de lucro de los funcionarios públicos es igual, o incluso peor, que el de los empresarios privados, ya que son quienes hacen cumplir la ley, y de esta manera se constituyen en "juez y parte" de la causa, con la irritación social que eso genera.
Para concluir con estas palabras, dejo un fragmento de "Para comprender la revolución bolivariana", texto publicado por la Presidencia de Venezuela*. Saquen sus propias conclusiones


“Por su lado, la revolución, cuyo modelo político es la democracia participativa y directa significa, antes que nada, transformar el poder en instrumento del pueblo. Es transferir la toma de decisiones a las comunidades organizadas. Es gobernar con base en los derechos de la participación del pueblo. Es darle consistencia constitucional a los actos soberanos del colectivo nacional. Es reconocer el derecho que tiene el militante, activista o revolucionario identificado con el Proceso, para expresar sus opiniones y que éstas sean respetadas. Es también aceptar las decisiones de la base, en todo lo concerniente al ámbito de su competencia. Es, de manera concluyente, darle todo el poder al pueblo. Esto es revolución. Cualquier conducta o decisión que se adopte fuera de este marco conceptual no es revolución, es reforma.”

* Disponible en:

Saludos a todos