lunes, 30 de diciembre de 2013

Balance 2013



Estamos cerrando un año bastante particular. Un año que fue marcado por las elecciones legislativas que le pusieron punto final al sueño ultrakirchnerista de la “Cristina eterna”, por el deterioro de variables económicas claves como la inflación, el déficit fiscal o incluso el superávit comercial cada vez más flaco, y que empezó con el himno a Gioja y termina con el Gobernador internado por un accidente de avión. También debemos contar las inundaciones que azotaron a la ciudad de La Plata aquel 2 de abril, la frustrada “democratización de la justicia” (al menos en uno de sus puntos más conflictivos, la elección popular de miembros del Consejo de la Magistratura), el escándalo de la ruta del dinero K, los desesperados intentos del Gobierno por revertir el revés electoral del 11 de agosto, el dólar blue superando los $10, el “blanqueo de dólares” que intentó el gobierno y que no tuvo los resultados esperados (¿se acuerdan del CEDIN y del BAADE?), el INDEC subestimando la inflación y sobrestimando el crecimiento, como suele suceder habitualmente, la incertidumbre generada a partir de la salud presidencial, el guiño de la Corte Suprema que declaró constitucionales los cuatro artículos más conflictivos de la ley de Medios, el ascenso del general Milani, la renuncia de Guillermo Moreno y la aparición en el centro de la escena de Jorge Capitanich y Axel Kicillof como voceros presidenciales de una Cristina Fernández de Kirchner cada vez más debilitada pero aun exhibiendo una capacidad de fractura y de daño que mantiene alineada a la tropa. En muchos aspectos, ha sido el año que ha marcado el comienzo del fin de un ciclo, lo cual no es nuevo, pero, a diferencia de otras ocasiones, se asiste a un fin de ciclo traumático, con gobernantes que violaron permanentemente la ley y ultrajaron y engañaron a la sociedad que les otorgó su confianza mediante el voto.
Este párrafo estará dedicado a los cortes de luz que acontecieron en las últimas semanas en provincia de Buenos Aires. Estos son una consecuencia directa de la desidia en la política energética empleada por el gobierno, si es que podemos considerar que llevó adelante alguna. Perdimos el autoabastecimiento que tanto nos había costado conseguir, no se controlaron las inversiones correspondientes que debían realizarse y se dejó todo en piloto automático,  concentrándose en los superávits gemelos y en la rentabilidad creciente que otorgaba la soja. Se aplicó el “capitalismo de amigos” con la irrupción de Eskenazi en YPF, sabiendo lo que suele ocurrir cuando la obsecuencia se impone a la idoneidad. Esta crisis energética es la causa principal de las restricciones a las importaciones y a la compra de divisas, debido a que somos importadores netos, y necesitamos los dólares para pagar una factura que cada vez es más cara. Desde aquí mando mi solidaridad con quienes se vieron afectados por la falta de este servicio indispensable ante una ola de calor récord en varios años. Antes de buscar culpables, deberíamos buscar soluciones, y es aquí en donde se nota como estamos como sociedad.
Sin duda se vendrá un 2014 difícil. La sola aceleración del tipo de cambio oficial sin otras políticas que la respalden, recalentarán la inflación. El gobierno entra en la peligrosa etapa en la que deberá realizar el ajuste que planeaba endilgarle al próximo gobierno, o atenerse a las consecuencias de una implosión de las variables. Las dicotomías son cada vez mayores, y la capacidad de elección es cada vez menor. ¿Controlar las reservas o el dólar blue?, ¿Controlar el tipo de cambio o la inflación?, ¿Profundización o flexibilización? Otro tema interesante será el de la negociación de las paritarias, ya marcadas por el aumento que se le dío a los policías para frenar la creciente ola de saqueos. Insistimos con esto, la espiral que se avecina será difícil de frenar, y la soja ya no será la salvación como en otras ocasiones. La emisión sólo agravará la situación. Que tengan todos un muy feliz año nuevo.

lunes, 9 de diciembre de 2013

Tocando fondo

Buenos días a todos. En mi entrega anterior, “Turbulencia”, daba cuenta de un panorama oscuro y desolador que nos deparaba un mes de diciembre en el que se están acentuando muchas de las problemáticas que ya venían asomando desde la instauración de restricciones al sector exportador y al mercado cambiario. En este caso, quiero analizar los sucesos ocurridos en los últimos días no ya desde una perspectiva económica ni política, sino desde una perspectiva social, más humana, desde lo que siempre deseamos ser como individuos primero para llevarlo luego a la sociedad en conjunto.
Desde el vamos, si ante estos hechos, lo primero que hacemos es levantar el dedo acusador desligándonos de responsabilidades, debemos resignarnos a que hechos de estas magnitudes ocurran en intervalos relativamente constantes de tiempo, como en este caso parece ser el de doce años. En ese sentido, algunas preguntas son: ¿Qué se puede hacer?, ¿A qué objetivo debemos dirigir nuestras energías? El análisis debe ser profundo y reflexionar sobre qué es lo que queremos como sociedad, dar el ejemplo y tener paciencia y fe. Debemos enterrar el concepto de “viveza criolla”, el miedo a no tener razón, al error, y ante todo, defender los ideales de quienes construyeron esta patria allá por el lejano siglo XIX.

Es evidente que se cortó la cadena, el nexo que unía a la sociedad con sus representantes que son votados y conferidos a una función pública. Vimos cómo en los últimos 20 años, siempre gobernaron los mismos, ya sea al calor del neoliberalismo de los ’90 o del estatismo de esta última década. No importan las ideologías, ni la gente. La política dejó de ser una función pública al servicio de la sociedad para pasar a convertirse en negocio de unos pocos. ¿Qué responsabilidad tenemos en esto? Mucha. Nos sumimos en un estado de indefensión el cual será difícil salir ordenadamente y sin lamentar víctimas. La desidia, la comodidad, el esperar que siempre otro haga lo que debemos hacer nosotros, la decadencia moral, el bajo nivel educativo, el conformarse con cada vez menos, son síntomas que en muchos casos nos negamos a reconocer. Estos 30 años de democracia a punto de cumplirse demuestran que aún falta mucho camino por recorrer. El gobierno de Carlos Menem inició una ingeniería populista compleja y lamentable, mancillando y limitando los deseos y ambiciones de gran parte de la sociedad. Se niveló a todos hacia abajo y se les empezó a dar el pescado en vez de la caña de pescar e instrucciones precisas. Se estimuló la violencia y la imposición de la fuerza por sobre la razón. Dejamos de debatir mensajes y empezamos a debatir mensajeros, ¿Saben lo que significa eso? Sí, descendimos un escalón, ya no hablamos de lo que queremos como país, sino de quién es bueno o malo. Se pretende construir un monopolio de la verdad y en ese sentido estigmatizar a quienes no comulguen con ella. ¿Por qué lo permitimos? ¿Miedo? ¿Comodidad? Sea cual fuere el motivo, toleramos veinte años de una clase política con ínfulas elitistas y ambiciones de poder perpetuo, donde todos pelean más por su porción de la torta que por el interés general que los depositó en esos cargos. El reflejo es más que evidente: instituciones públicas saqueadas y devastadas, mientras los políticos se enriquecen y llevan una vida de lujo a costa nuestra, y para colmo pretenden estigmatizarnos y echarnos la culpa. El compromiso, desde nuestro lugar, es más que evidente: una rebelión, pero bien entendida. Nuestra voz puede, y debe ser escuchada.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Turbulencia

Diciembre arrancó con todo. Sin duda, al ser el último mes del año y festivo, es un mes decisivo en el que se realiza el balance de lo que fue el año y se intentan elaborar las correcciones pertinentes a las desviaciones que pueden haberse producido. En este sentido, se trató además de un año electoral considerado decisivo por un oficialismo que, en cierta forma, plebiscitaba su gestión para comprobar la factibilidad de una aventura reeleccionista. Si bien dadas las encuestas que vaticinaron el resultado final, esta de ningún modo podía ser la bandera de campaña de la oposición, el debate estuvo centrado en cuestiones más banales, como la división de la sociedad o el patoterismo perpetrado por Guillermo Moreno y La Cámpora. Ciertamente, la forma poco amigable en la que se desenvolvía el ex secretario de Comercio Interior generó la incertidumbre y el miedo entre los diversos sectores económicos. Medidas como las restricciones a las importaciones y a la compra de divisas extranjeras fueron las que precisamente aceleraron la incertidumbre y la caída de las reservas, al no haber garantías reales que permitieran el acceso de dólares genuinos al país. Esto, en un contexto de política expansiva norteamericana y de tasas de interés a nivel récord que no será eterno, puede ser una inmejorable oportunidad desperdiciada para lograr un despegue postergado por el populismo y por la captación de votos a través de generosos subsidios.
El nuevo gabinete, esos nuevos superhéroes a los que el gobierno recurre para apagar el incendio (Jorge Capitanich y Axel Kicillof), se ha propuesto una meta que a todas luces parece ser poco accesible sin un cambio bien definido: reducir la brecha cambiaria entre el dólar oficial y el dólar paralelo, con el objetivo de brindar una imagen más sólida de la economía que permita amortiguar la caída de las reservas. De este modo, se acelerará la suba del dólar oficial, lo cual es borrar con el codo lo que se escribió en el presupuesto 2014, que estimaba cerrar a $6,33. Las microdevaluaciones llevarán a ese valor a $7 para el primer trimestre del año, cifra que supera largamente a la presupuestada. En ese sentido, el aumento del recargo a las compras con tarjeta de crédito en el exterior (de 20 a 35%), representa más un obstáculo a ese objetivo. Recordemos como se mantiene bajo el blue: A través de bonos que vende la ANSES que sirven para bajar el contado con liquidación, que es el dólar habilitado para negociar en el exterior. Claramente, el maquillaje no logra disimular que el objetivo de fondo por parte del Gobierno sigue siendo siempre el mismo: ganar tiempo, e intentar mostrar señales amigables a un mercado cuya incredulidad será difícil socavar.

Quiero dedicarle un último párrafo a lo ocurrido en Córdoba, con el acuartelamiento policial que dejó desprotegidos a los cordobeses, que son víctimas de un fuego cruzado entre la policía y el gobierno provincial, ante la desidia de un gobierno nacional que como siempre, se muestra díscolo ante gobiernos opositores, priorizando el rédito político por sobre el bienestar del pueblo al que tanto dicen defender. La situación aparenta ser más grave que la de 1989 o 2001 (parece que es cada doce años el asunto), y en este caso, los saqueos no son sólo a los supermercados, sino también a casas y transeúntes. Que ocurra en Córdoba y Santa Fe, no hace más que despertar sospechas de una maniobra K para intentar obtener un rédito político que no tiene mucho sentido, porque se cobran vidas en estos penosos acontecimientos. Veremos como transcurren los próximos días al respecto.  

martes, 19 de noviembre de 2013

Preparando el escenario

En esta ocasión voy a tocar temas tan álgidos como la reforma del Código Civil, la reaparición polémica de la señora presidenta, y las nuevas designaciones de gabinete, que no son más que claros mensajes de ratificación, siendo la rectificación visto como un signo de debilidad, y no de grandeza.
Con respecto a la reforma del Código Civil, pretendemos alertar que no es sólo una compensación del Gobierno con la Corte Suprema (el código fue redactado por Ricardo Lorenzetti y Elena Highton de Nolasco, junto a Aída Kemelmajer de Carlucci, una prestigiosa jurista) por el fallo que declaró constitucional la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, sino que además, es un arma con la que el Gobierno pretende desplegar todo su espíritu revanchista contra el pueblo que el 27 de octubre pasado decidió darle la espalda en las urnas. Recordemos que, si bien el Gobierno conserva la mayoría en ambas cámaras (situación que, conociendo la historia del PJ, puede modificarse), el sueño de la reforma constitucional y la reelección presidencial indefinida (“Cristina eterna”) quedó definitivamente trunco.
Hay que prestar especial atención a estos puntos concretos: Relativización de la propiedad privada (mayor vulnerabilidad a leyes de expropiación, es más abstracto el concepto de “utilidad pública”), regulación del uso de cajas de seguridad en los bancos (permite al Gobierno manejar parámetros sobre los valores que allí se manejan), mayor poder del administrador de consorcio (la propiedad horizontal individual queda severamente limitada), y limitaciones de la responsabilidad del Estado (reducción de plazos prescriptivos, suavización de penas y de responsabilidades en general).
Sobre la reaparición de Cristina Fernández de Kirchner, dedicaré sólo algunas líneas. Sigue intacto su discurso autorreferencial, autista y banal. Su mensaje se pareció más al de una famosa diva de TV que al de una gobernante.  Mi pregunta, sincera, es: ¿Podrá comprometerse a solucionar las problemáticas que nos aquejan a todos los argentinos? ¿Se lo permitirá su salud? ¿O sólo podrá hablar de cuestiones superficiales como las que vimos en el video?
Por último, los cambios en el gabinete, que han dejado mensajes contundentes. Jorge Capitanich es la apuesta del cristinismo duro de cara a 2015. Es lógico, se acordaron de sus raíces. El cargo de jefe de gabinete no es desconocido para el chaqueño, que ya lo había ocupado durante la presidencia de Eduardo Duhalde. Además, significa un mensaje claro para Daniel Scioli: el kirchnerismo sigue conservando mucho peso dentro del PJ.

La designación de Axel Kicillof no es más que un sinceramiento, no de las variables, si no de la orientación que tomará el rumbo económico. La Cámpora, nuevamente, ha ganado terreno y manejará la economía del país, además del Banco Nación. ¿Antecedentes? Aerolíneas Argentinas, con su déficit operativo de 2 millones de dólares diarios, o YPF, que tuvo que cometer el sincericidio de asociarse con Chevron. Saquemos nuestras conclusiones. 

lunes, 7 de octubre de 2013

¿Qué queremos?

El domingo a la mañana nos desayunamos con una noticia sorpresiva e inesperada: La presidente Cristina Fernández de Kirchner había sido internada por la aparición de nuevos síntomas producto de un golpe sufrido el 12 de agosto. El diagnóstico, una colección subdural crónica que obligará a la primera mandataria a un reposo de al menos treinta días.
Mucho se ha escrito sobre la crisis institucional que genera la ausencia de alguien que centralizó la totalidad de las decisiones en su persona, del impacto negativo que produce la asunción del vicepresidente Amado Boudou, reprobado por el 60% de la población, y se han tejido no pocas especulaciones sobre el futuro del Gobierno. Todas conclusiones, a mi criterio, prematuras.
Todo parece indicar que el cuadro que sufre CFK es un cuadro habitual, producto del golpe sufrido en su cabeza. El mismo no reviste ninguna gravedad ni permite presumir su ausencia definitiva. Los treinta días de reposo son relativos, en los que se desaconseja que realice actividad física y mental. Ciertamente, es mucho tiempo para alguien que ha concentrado tanto poder en sus manos.
Esta característica es sobre la que quiero detenerme. Como sociedad, hemos perdido el concepto de objetividad, y en gran parte los análisis se tornaron subjetivos. En lugar de debatir ideas, o mensajes, debatimos al mensajero. Siempre esperamos que venga un salvador, alguien que haga todo el trabajo que no nos animamos a hacer nosotros. Así fue como, por ejemplo, futbolísticamente esperábamos las pinceladas de Maradona en su época, o de Messi en la actualidad. Se consideró un héroe a Menem por terminar con una inflación que se había tornado endémica. Y así, en muchos ámbitos, estamos acostumbrados a que alguien siempre haga el trabajo por nosotros. Como sociedad, siento que hemos involucionado, que hemos llevado al terreno de las divisiones irreconciliables un tema tan importante y relevante como la política. Nos hemos vuelto intolerantes con quienes no comparten las mismas ideas que nosotros. Nos hemos acostumbrado a señalar al otro, tanto por sus aciertos como por sus errores. Sería fácil echarle la culpa al Gobierno de esta situación. Pero sería como un “él empezó”. A las provocaciones se las debe encarar con altura, con altruismo, y defendiendo lo que se considera justo. Si queremos que haya tolerancia, fomentémosla, y demos el ejemplo.
Mi opinión sobre la salud de la presidente es que, justamente, no debería ser algo de lo que hable todo el país. Tanto acólitos como detractores incurren en el mismo error: un fanatismo personalista que no es bueno en ningún sentido. Se llega a esta situación por la ya descripta centralización del poder, que no es nueva, desde luego. Pero, por sobre todo, se llegó a esta situación por nuestra desidia. Porque no defendimos nuestras instituciones. Porque aceptamos que haya obsecuentes que esperen la directiva presidencial para actuar. Porque aceptamos que se apriete y se persiga a jueces y a periodistas. En definitiva, llegamos a esta situación porque siempre esperamos a que “lo haga otro”. No nos comprometimos con el país que queremos, ni con el que esperamos. Caímos en el facilismo de señalar con el dedo. Los políticos vinieron de esta sociedad, no nos olvidemos. Hoy, más que nunca, necesitamos autocrítica.

martes, 17 de septiembre de 2013

Las trampas del Presupuesto 2014


En esta ocasión vamos a hablar del Presupuesto que se apresura a aprobar el Gobierno, cuyo análisis desde el punto de vista económico, objetivamente, tiene poco lugar. A simple vista, parece ser un instrumento de extorsión del oficialismo para negociar su salida del poder. En ese sentido, ya no sorprenden la inflación subestimada, el crecimiento sobrestimado, ni el tipo de cambio con escasas variaciones. Son la cabal muestra de que no se pretende cambiar nada, y de que los anuncios grandilocuentes que se hicieron recientemente responden a una mera necesidad electoralista.

Leyendo la introducción, puede notarse que se hace mención a “las políticas que lograron” mejorar las condiciones laborales, sin destacar ninguna en particular. Es aceptable. Pero cuando se habla de los montos destinados a educación, la cita casi exclusiva al Programa “Conectar Igualdad” denota una falta de compromiso alarmante para encarar esta temática que es prioridad para cualquier país que se precie de ser digno o, cuanto menos, hablar de una “década ganada”. Se habla de un 6% del PBI destinado a la educación, pero no se habla de una mejora en los resultados académicos obtenidos. Uno de cada cuatro chicos de 17 años no estudia, y en los rankings internacionales somos habitués de los últimos puestos. ¿Se puede hablar de una “década ganada” en educación?

Datos como los recursos y los gastos no quedan exentos de las distorsiones de las variables macroeconómicas que realiza este presupuesto. El superávit financiero estimado en 0,11% del PBI parece ser logrado mediante no pocos artilugios, cuando se aprecia que en 2013 ya registró un déficit alarmante de 1,77%. La subestimación de los gastos responde a una sola causa: La reasignación discrecional de los excedentes que registren las recaudaciones. Son sabidas las amenazas y el concepto de que “en política, todos tienen un precio”. Ciertamente, las mayores reasignaciones serán para alimentar la propaganda oficial, que tiene su mayor exponente en el Fútbol Para Todos y en los medios oficialistas y paraoficialistas.

En la misma dirección parece apuntar la (no) renegociación de la deuda contraída por los gobiernos provinciales, que registran su vencimiento el próximo año. Así como, por ejemplo, la ley de Medios se aplica a rajatablas al Grupo Clarín y se mira hacia el costado con el Grupo UNO (Vila/Manzano), ocurrirá lo mismo con este concepto, dependiendo la mano dura de la fidelidad de los gobiernos afectados.


Como conclusión final, con el Presupuesto, el mensaje K es el de siempre: Redoblar la apuesta para que todo siga igual, extorsionando a la oposición y dejándola entre la espada y la pared. Se persigue el mismo objetivo de siempre: huir hacia adelante. Está en la oposición y en nosotros como pueblo ponernos firmes, y hacer que sean ellos quienes paguen la fiesta, para no volver a caer una y otra vez en el mismo error.

viernes, 13 de septiembre de 2013

El día que Cristina dejó de ser eterna

Hoy conmemoramos el primer aniversario de la marcha del 13S, marcha en la que el pueblo argentino despertó y manifestó sus demandas e inquietudes. Podemos considerarlo un día histórico, como el día que se le dijo basta a la corrupción, a los atropellos constitucionales y a los intentos de perpetuación en el poder. La sensación de ese día, en el que nos albergó la agradable sorpresa de la abundante convocatoria, fue que a partir de ese momento nacía una nueva República. Fue la sensación de que habíamos despertado, de que habíamos defendido la democracia, de que no estábamos solos y desamparados ante un gobierno decidido a “ir por todo” y “por todos”. Fue un desahogo ante lo que fueron esas semanas previas, en las que había cadena nacional casi todos días, la presidenta decía que había que tenerle “un poco de miedo”, la AFIP afloraba como instrumento de persecución a disidentes y no había día que no se hablara de la tan temida re-reelección, instalada fuertemente en la agenda kirchnerista. A partir de ese momento, el gobierno, tan afecto a inventar enemigos a vencer, se metió con la tradicional clase media, siendo ese un error que le costó caro, dado que esa reacción desmesurada terminó potenciando lo que a la postre sería el 8N. Al mostrar su peor cara, la de la intolerancia, perdió la calle, un bien preciado por cualquier político, y empezó a perder adeptos que los llevaron a fracasar ante cualquier intento de imponer la agenda. El cristinismo comenzó a hablar de “batallas”, lenguaje bastante preocupante para un sistema democrático. Así, se perdieron las “batallas” libradas contra Clarín primero, contra el Poder Judicial después. Las contradicciones y la desesperación se tornaban cada vez más evidentes. Hechos como el embargo de la Fragata Libertad y las inundaciones en La Plata, por citar a algunos, terminaron por mostrar que el fin de ciclo era algo inminente.

Ante el recuerdo de una fecha tan especial y la que sentí que me volvía el alma al cuerpo, no tengo más que decirle gracias a todos los que estuvieron ahí, a todos los que presenciaron ese freno a los atropellos a la Constitución Nacional y a las instituciones, permitiendo que empecemos a trabajar por la república que todos soñamos.


Les mando un gran abrazo patriótico. Feliz aniversario

martes, 3 de septiembre de 2013

Rumbo a octubre

En esta ocasión escribo para realizar mi análisis sobre el resultado de las P.A.S.O. del 11 de agosto pasado y los posteriores sucesos económicos y políticos que influyeron en el rumbo que pretende tomarse de cara a las legislativas del próximo 27 de octubre, que ya se han convertido más en una carrera hacia la presidencia en 2015 que en un mero recambio o renovación de cargos en las cámaras del congreso.
Es claro que la gran derrotada fue la presidente Cristina Fernández de Kirchner, cuyo golpe contra la realidad de las urnas le revelaron dos certezas: la primera, la reforma constitucional y su re-reelección pasaron a ser una utopía. Segundo, la estructura peronista realizó esta lectura y ya se está reagrupando en búsqueda de un nuevo líder pensando en 2015. Todas las miradas se centran en Daniel Scioli o Sergio Massa, que tendrán la difícil misión de reunificar al PJ y, sobre todo, tomar partido por los aberrantes hechos de corrupción que involucran al gobierno saliente. El recuerdo de lo sucedido con Menem/De La Rúa sigue fresco y cualquier omisión volvería a generar el renacimiento de viejos temores, o la formación de una peligrosa rueda, donde los límites a la corrupción y a la moralidad son cada vez más traspasados y violentados al crecer la sensación de impunidad y poder. ¿Escucharán el mensaje de la calle?
Es plausible el aumento del mínimo no imponible, pero no su modalidad. Parece ser un decreto a medida del clima electoral, un “golpe de efecto” cuyo único efecto parece estar dirigido a captar sufragios. El reclamo data de dos años, y los aumentos suelen ir un paso atrás de la inflación, con lo cual al no haber actualización de las escalas del impuesto, quienes quedan eximidos en primera instancia, vuelven a quedar afectados luego de aumentos salariales posteriores. De este modo, se llega a la conclusión de que el gobierno aumenta el mínimo no imponible exigiendo algo a cambio. El aumento de enero quiso funcionar de techo para las paritarias, mientras que el actual está condicionado al acto electoral. La demagogia y la especulación se tornan evidentes.
Reabrir nuevamente el canje de la deuda refleja una actitud temeraria y desesperada del gobierno. Sin duda, el fallo norteamericano a favor de quienes no ingresaron en los canjes anteriores impactó de lleno contra el principal pilar del relato, el desendeudamiento. Llevar la discusión al territorio nacional no suena creíble bajo ningún punto de vista. Basta con analizar cómo el gobierno llevó a cabo la política del desendeudamiento para llegar a esa conclusión. Si para cumplir los compromisos internacionales la única fuente de pago son las reservas del BCRA o los fondos de la ANSES, es evidente que estamos hablando de una falta de compromiso, que pasó de ser externa a ser interna. ¿Dónde está la “década ganada”? ¿Ese aforismo no representaría más fuentes de financiación para el pago de la deuda del que tanta  vanagloria se hace? ¿Dónde están las retenciones a la soja que alcanzaron precios récord? Muchas preguntas caben hacerse para un mito que al parecer solo sirvió para las cámaras.

En las siguientes semanas veremos más reacciones incoherentes y más intentos forzados de reconciliación con la realidad. Las próximas elecciones servirán para cotizar su credibilidad y medir el nivel de hartazgo y desgaste de este proceso de diez años.

martes, 7 de mayo de 2013

Una nueva mentira

Al parecer, la irrupción del "dólar Messi" en la economía argentina, esto es, el dólar blue, o libre, o paralelo, cotizando a $10 por unidad, hizo despertar los reflejos de un gobierno que al parecer son los de alguien que bebió unas copas de más y tiene serias dificultades para mantenerse en pie. La pretensión de blanquear los dólares marginales (que supuestamente "no le importan a nadie"), raya con dos necesidades desesperadas de este gobierno: Billetes verdes que están escaseando en el BCRA, y necesidad de legalizar el latrocinio cometido en estos 10 años en el poder. Los motivos finales del blanqueo son más oscuros: Incentivar al sector de la construcción, reconociendo su estancamiento y contradiciendo abiertamente a personalidades como Julio de Vido, y canalizar los dólares hacia el sistema financiero con el fin de fomentar el desarrollo económico. Buenas intenciones, salvo por un pequeño detalle: el gobierno está pasando por un etapa en la que ha rifado toda la confianza y credibilidad de la que disponía, y no pocos ya empiezan a buscar la cuestión de fondo que se esconde tras las formas. La actitud del titular de la AFIP, Ricardo Etchegaray, hablando de un plazo de tres meses para blanquear las dólares ("por las buenas", le agregaría yo), sumada a la respuesta de "no podrá blanquear Lázaro Báez, pero tampoco Magnetto", desnudan una alarmante falta de objetividad y una señal que puede tomarse como animosidad o persecución a ciertas personas en particular, nombradas también por Etchegaray.

Párrafo aparte merecen dos respuestas de Guillermo Moreno: "La inflación es la del INDEC" y "Hacemos este anuncio por oportunidad, mérito y conveniencia". Se notó la muñeca del Secretario de Comercio Exterior para responder a las preguntas incómodas de "la corpo", pero a su vez quedó en evidencia como se desenvuelve El Modelo ante hechos que no le gustan. Patoterismo en su máxima expresión.

La conclusión final: Esta medida la toman para que los "nacionales y populares" que tengan dólares negros los blanqueen y laven su imagen. No parece recomendable blanquear con bonos que pagan a tipo de cambio oficial y generan una garantía de vencimiento para 2016, cuando, al menos por ahora, este gobierno ya habrá abandonado el poder. A esto parece apuntar la limitación a las medidas cautelares, que no es otra cosa que la limitación a los atropellos del Estado, que dio vuelta la ecuación: De proteger a los más indefensos del poder, pasa a proteger al poder de los más indefensos. Retrógrado por donde se lo mire. Por eso mi argumento de estos tres meses serán para blanquear "por las buenas". Luego empezarán a exigirlo "por las malas". Y volverá al recuerdo una frase que parecía archivada. "El que puso dólares, recibirá dólares".

Saludos a todos