miércoles, 11 de junio de 2014

Panorama a futuro

Nos encontramos en la antesala de una decisión que genera mucha expectativa en inversores y agentes especulativos: A partir de mañana, la Corte Suprema de EE.UU. resolverá si toma o no el caso argentino, por la deuda con holdouts que no entraron en los canjes previos de 2005 y 2010. El monto asciende a U$S 1.330 millones, pero se estima que una negativa de la Corte y un fallo que condene a nuestro país a cancelar dicho monto sentarían un precedente por el cual pueden aparecer nuevos litigantes, ascendiendo el monto a más de U$S 7.000 millones.
Muy probablemente la respuesta del Gobierno, que ve como se hace añicos su relato sobre el endeudamiento, sea que se trata de “fondos buitre”, que por su intransigencia y su perseverante negativa no han ingresado a los canjes anteriores, en los cuales algunos acreedores aceptaron quitas de hasta el 75% de la deuda con tal de cobrar una suma aunque sea pequeña. El motivo de vanagloria, en este caso, no es como el relato pretende hacer creer. Se ha negociado la deuda pública, pero el acuerdo con el Club de París y este juicio con los holdouts, con el simbólico embargo a la Fragata Libertad como estandarte, muestran claramente la página que el gobierno, demagógicamente, decidió omitir.
Otro tema que se torna interesante es el récord que está experimentando el índice Merval, que superó la barrera de los 8.000 puntos y muestra un nivel de confianza y de refugio en el Mercado de Capitales nunca antes vista. A muchos quizás les sorprenda ver el repunte de Edenor, que con sus subas está liderando el alza sostenida a la que hacemos mención. Esto es consecuencia de las expectativas que genera un sinceramiento de las tarifas eléctricas que parece inminente, dado el déficit energético que es el que se lleva gran parte de los dólares que entran al país. YPF apunta a la misma dirección, apuntalado además por el ya muchas veces nombrado yacimiento de Vaca Muerta. No obstante, esta variación podría ser mayor si se mostrara una mayor transparencia en su administración. Otro tema a considerar para explicar la suba es el aumento en las tasas de interés, que ha generado el particular atractivo en la plaza y ha hecho volcarse a una mayor afluencia de empresarios a la inversión en acciones.

Con respecto a la política cambiaria que se llevará adelante, es evidente el regreso de las minidevaluaciones ante los efectos de una inflación que, si bien se está desacelerando como consecuencia de la caída en la actividad económica, sigue siendo alta. El peligro de la estanflación sigue acechando y sin duda es el peor escenario posible. El acuerdo con el Club de París venía con la expectativa de una caída del dólar paralelo, pero este no sólo ha cedido como se esperaba, sino que retrocedió un paso para avanzar dos. La proximidad del receso invernal sumado a la finalización de la época de cosecha siembran un panorama sombrío al respecto, en el cual el regreso de las expectativas de una devaluación puede marcar el rumbo de una economía que muestra signos de desplome en cada vez más áreas. Vuelve a ser noticia el paulatino cierre de comercios y las suspensiones y despidos, que comenzaron con el sector automotriz, se empezaron a extender a otros sectores como el metalúrgico o el textil. De ahí la desesperación del equipo encabezado por Axel Kicillof para regular las tasas de interés, llevándolas a una baja sostenida. Sea cual sea el camino que se elija, el destino está sellado. La crisis es una realidad, y salir de ella requiere que soplen nuevos aires.

miércoles, 4 de junio de 2014

Club de París, ¿un éxito?

En esta ocasión, analizaremos las implicancias que generó el acuerdo recientemente firmado con el Club de París, por el cual se abonarán U$S 9.700 millones en los próximos cinco años, abonando como primera cuota a mayo de 2015 U$S 1.150 millones (500 corresponden a aquel mes, 650 se pagarán en setiembre próximo). En principio, celebramos el compromiso de pago asumido, y la voluntad de haber llegado a un acuerdo, lo cual siempre constituye un principio de reconciliación y reinserción a los mercados internacionales. Lo alarmante de esto es el momento en el que se firma (gran parte de la deuda será afrontada por el próximo gobierno), y la cantidad de intereses punitorios que se abonan por evitar la intervención del FMI, y justamente, el plazo en el que no se pagó. Esta deuda era de U$S 2.000 millones en 2002, y se ha anunciado, sin éxito, su cancelación en 2008 y 2011. En diciembre pasado se anunció que el monto total de la deuda ascendía a unos U$S 6.300 millones. La diferencia con el monto acordado ahora la hacen los intereses mencionados anteriormente.
En este momento cabe plantearse si este arreglo será realmente beneficioso y si permitirá atraer inversiones extranjeras, un punto en el cual hay consenso generalizado en el sentido de que se va camino a recuperar la confianza perdida y finalmente se recuperará gran parte del tiempo perdido. Muy probablemente, con una administración en retirada, el objetivo sea obtener algún empréstito para ganar tiempo pensando en las elecciones presidenciales de 2015. A este acuerdo le deben seguir otras medidas tendientes a recuperar la confianza y a seguir alimentando las expectativas de recuperación. Desde ya, las restricciones cambiarias, a las importaciones y al giro de utilidades no son de buen augurio si se quieren seguir dando señales positivas. Borrar todo de un plumazo provocaría una catástrofe sin precedentes. Es como cuando un fumador promete dejar de fumar, pero siempre en el fondo se termina esperando la reincidencia, la cual suele venir con más virulencia que en  la etapa anterior. Habrá que dar señales graduales, como las que se han venido dando con los levantamientos parciales, aunque se está claramente a mitad de camino en el asunto. El BCRA “pisando las importaciones” ante la escalada del dólar paralelo refleja en gran parte la conducta que estamos describiendo.
Las expectativas más importantes pasan porque, además, se siguen acentuando las suspensiones y despidos, que cada vez abarcan a una mayor cantidad de sectores además del automotor. Un escenario con inflación alta y estancamiento de la actividad económica, advertido desde 2012, está empezando a hacerse presente. Luego de confirmar quién ganó la pulseada por el rumbo de la economía, lo que debemos esperar ahora es que se “choque la calesita”. El segundo semestre vendrá marcado porque ya no habrán agrodólares y porque el desorden monetario seguirá haciéndose cargo del desorden fiscal, con lo cual los niveles de emisión volverán a apuntalar una inflación que se torna descontrolada. Asimismo, habrá un daño colateral del acuerdo con el Club de París: los montos a abonar incidirán directamente en las reservas.

Finalmente, en los próximos días se anunciará si la Corte de EE.UU. decide tomar el caso de nuestra deuda con los acreedores que no entraron a los canjes de 2005 y 2010, más conocidos como “fondos buitres”. Este resultado puede echar por tierra toda la algarabía generada por el acuerdo logrado con el Club de París.