lunes, 31 de octubre de 2016

Justicia

En el día de la fecha, la ex presidente Cristina Fernández de Kirchner se presentó a declarar en el marco de la causa por direccionamiento de contratos de Obra Pública que inició Vialidad Nacional. Este llamado a indagatoria marca un grado de sospecha (y posible confirmación posterior) muy importante del juez Julián Ercolini, en gran parte generado por el implacable dictamen que emitieron los fiscales Pollicita y Mahiques. Hay pruebas contundentes que confirman el ya evidente beneficio que recibió Lázaro Báez en los contratos de Obra Pública, al punto que fue el único empresario al que no se le debía ninguna suma de dinero, habiendo dejado inconclusas menos de la mitad de las obras. El avance a pasos agigantados de esta causa no hace más que llevar a preguntarse por cuál será su situación procesal durante 2017, año en el que pretende arañar una banca en el Congreso que le otorgue los fueros que le permitan eludir a la justicia y soñar con el regreso a la Casa Rosada en 2019.
¿Especula electoralmente el macrismo con su situación procesal?, ¿Pretende que ella sea candidata en la provincia de Buenos Aires para fragmentar el voto peronista? De ser afirmativas las respuestas, es menester advertir sobre un plan B que estaría manejando la ex presidenta: presentarse como candidata a senadora, pero en Santa Cruz, que también renueva sus bancas en el Senado el año próximo. Esta opción parece factible, dado que la competencia feroz que hay en la provincia de Buenos Aires podría llevarla a un tercer lugar que la deje sin ninguna banca, mientras que en una mucho más polarizada Santa Cruz tendría asegurado el segundo lugar y, por consiguiente, la banca por la minoría. Las encuestas hablan de un caudal electoral de 25% en la provincia de Buenos Aires, el cual es, en el mejor de los casos, su techo. Sus apariciones públicas no le aumentan su imagen positiva, ni disminuyen la negativa. Los casos de corrupción seguirán aflorando y, a mi criterio, seguirán pisando las posibilidades electorales del kirchnerismo. Con lo que se debe tener cuidado es con la posibilidad de que una candidatura de Cristina, sea en Buenos Aires o en Santa Cruz, pueda llegar a perjudicar a Macri y a favorecer a otras alternativas opositoras, por considerarlo responsable de aminorar la marcha de estos procesos judiciales.

El proyecto económico que pretende llevar adelante el actual gobierno depende, en gran parte, de que la justicia muestre señales de independencia respecto de la política. El desprestigio que tenemos y el gran inconveniente a la hora de atraer capitales se ha producido, precisamente, por esta inseguridad jurídica, donde el poder político ha pretendido convertir al poder Judicial en un apéndice que se pueda manejar discrecionalmente. Cualquier especulación electoral sobre el accionar de la justicia debe erradicarse, porque es la problemática que venimos observando históricamente en nuestro país. La independencia de la Justicia debe ser un imperativo, y el eje de discusión en la campaña electoral del 2017.

jueves, 27 de octubre de 2016

Redes sociales

Hoy voy a analizar un tema muy espinoso. Voy a realizar un análisis sobre cómo nos influyeron las redes sociales. Ciertamente, en una red social, un punto de vista individual es como una gota en un océano (Elijan el que quieran). A la luz de los hechos, han generado un grado de adicción que considero una paradoja. Estamos más comunicados, pero a la vez estamos más distantes. Es muy probable que lo que leamos en las distintas redes sociales nos produzcan sentimientos exacerbados y más cerebrales que lo que representaba estar cara a cara con quienes conocíamos. Nos alegramos, nos entristecemos, nos enojamos o nos decepcionamos a partir de la lectura de un estado de Facebook, de un tuit o de un whatsapp. El cara a cara ha perdido terreno, ha comenzado a ser algo difícil de lograr. Hoy las elucubraciones son cada vez más prolongadas, cada vez más motivadas por lo que sale publicado, que no hace más que reforzar inseguridades e inquietudes que, si bien existieron siempre, hoy tienen un alimento más poderoso. ¿Estoy sugiriendo que “todo tiempo pasado fue mejor”? Absolutamente no. Las redes sociales han sido una poderosa herramienta para darnos a conocer, para que la gente sepa lo que sentimos, lo que pensamos, lo que opinamos. Claramente, representan una evolución inconmensurable. El mensaje es que tenemos cada vez más herramientas, pero a la vez, somos cada vez más irresponsables para utilizarlas, o no tenemos el nivel intelectual requerido para ello. En resumen, algo creado para que evolucionemos, termina generando el efecto contrario, yendo rumbo a la involución. Las redes sociales fueron como ese padre sobreprotector que pretende hacer todo por nosotros, que pretende resolvernos todos los problemas y tener siempre una solución a mano. Nosotros, al fin y al cabo, quienes nos acostumbramos a “tener todo resuelto”. En ese “tener todo resuelto” es donde la mente empieza a buscar otros horizontes para explorar, donde empieza a generar nuevas alternativas a lo que ya conocemos. Lo primero que hice yo cuando me abrí Facebook, por ejemplo, fue buscar a mis compañeros de la primaria, a mis compañeros de la secundaria, y así sucesivamente. Y a partir de ahí expandir el espectro hasta encontrar los temas de mi interés, y quiénes los compartían. Muchos amigos que hacía años que no se encontraban, se reencontraron a partir de esta experiencia. El problema fue lo que ocurrió luego de esa etapa de reencuentro. Obviamente, no faltó quien buscó información sobre una ex pareja, o sobre alguien con quién se tuvo un pasado conflictivo. Así como afloraron buenos recuerdos del pasado, afloraron también los malos, se recrudecieron enfrentamientos que ya parecían cerrados. Cuando nos peleamos con alguien, tenemos la posibilidad de encontrarlo a través de un clic, y ver qué hizo de su vida, y encontrarse con que, por ejemplo, se casó con esa persona que te “robó”. Ciertamente, está la opción de bloquear, pero también la opción de crear perfiles nuevos, o revisar desde el perfil de un amigo. Es un problema que habrá que abordar, sin dudas, porque a partir de estos inconvenientes se han producido desenlaces fatales. La libertad de las redes sociales se ha convertido en libertinaje. Cualquier intento de regulación de las redes sociales está mal visto, porque es considerado un acto de censura o una intromisión indebida. Pero es hora de que los límites también lleguen a este plano, porque el principio fundamental de que nuestros derechos terminan donde empiezan los de los demás también debe llegar aquí. Por redes sociales empiezan las peores provocaciones, y las soluciones siempre quedarán a mitad de camino.

martes, 18 de octubre de 2016

Violencia de género

Así como la semana pasada escribí sobre inseguridad, esta semana hablaré sobre una causa que está en boca de todos en este último tiempo: la violencia de género. Mucho se ha escrito sobre la creciente y preocupante ola de femicidios que se produjo en este último período. Es un fenómeno cada vez preocupante, y no se da sólo en Argentina, sino en todo el mundo. La justicia incorporó la figura penal del femicidio, otorgándole penas mucho más graves que las del homicidio simple. Considero, sin embargo, que sigue siendo deficiente el control que se ejerce con respecto a las restricciones de acercamiento, las cuales siguen siendo violadas en 8 de cada 10 casos. La orden de restricción sigue siendo una herramienta para “sacarse el problema de encima”, y es ese el reclamo justificado que se le hace a la justicia, que debe involucrarse y brindar soluciones integrales. El botón antipánico resultó ineficiente, dado la dificultad que tenían las víctimas para activarlo ante la inmediatez y la velocidad de la amenaza del agresor. El método uruguayo, donde se le pone una pulsera al denunciado y se activa una alarma si viola la orden de acercamiento a la víctima, parece ser hoy lo más cercano al éxito en la materia.
A pesar de todos estos avances descriptos, la situación sigue cada vez empeorándose más. Ciertamente, la dificultad principal radica en determinar el momento en el que la violencia comienza. Entiéndase como violencia no a la física en sí, si no al momento en el cual el victimario empieza a atacar a la autoestima de su víctima, pretendiendo convertirla en un objeto de su propiedad. Es desde ese momento donde el agresor desarrolla la actitud posesiva, el “mía o de nadie” que es, en muchos casos, el móvil que lleva a los violentos a cometer las fatalidades que venimos observando. Una vez que se logra “bajarle las defensas” a la víctima, el agresor la somete, impidiendo cualquier intento de ella por terminar la relación o pedir ayuda. El agresor no soporta que su víctima intente rehacer su vida sin él, o intente obtener su independencia, y esa desesperación lo lleva a obsesionarse, a decir “mía o de nadie”.
En mi opinión, la solución al problema es atacar este móvil. Lamentablemente, las redes sociales han potenciado esta conflictividad, debido a que el agresor tiene más acceso a contactos y a información que antes era difícil de obtener. En los casos en los que la relación efectivamente se termina, se encuentran constantemente con información suministrada indirectamente por alguien del entorno que tenían en común, lo cual alimenta el resentimiento, despierta el “no vas a estar con otro que no sea yo”. Ciertamente, cualquier regulación que se quiera imponer a las redes sociales será mal vista, pero aconsejo el monitoreo a las redes sociales, ya que saber a qué información pueden acceder los agresores puede servir también para prevenir.
Finalmente, no hay que pasar de un extremo al otro. No siempre es el hombre el malo y la mujer la buena, como pretenden instalar ciertos sectores radicalizados. Hay que estar atentos para que esta causa no sea aprovechada por oportunistas con malas intenciones, que es lo que se está viendo desde algunos sectores políticos y desde algunas mujeres que hacen denuncias falsas con la sola intención de hacer daño. Tengamos en cuenta que, cuando se termina una relación, siempre le cuesta más al hombre que a la mujer recuperarse, y en la mayoría de los casos la mujer tarda menos en formar una nueva pareja. Hay que observar también atentamente este fenómeno como forma de prevenir.

Para cerrar esta nota, resumo: justicia, sí; venganza, no. Cuando se pasa de la sed de justicia a la sed de venganza, los desenlaces suelen ser impredecibles.

martes, 11 de octubre de 2016

Inseguridad

En esta ocasión, voy a hablar del flagelo que representa la inseguridad y las implicancias que esto tiene en nuestra vida cotidiana. No descubro nada nuevo diciendo que la inseguridad es una consecuencia de muchas complicidades, a saber, entre el narcotráfico, la política y la justicia. La inseguridad es un instrumento que utiliza sistemáticamente un gobierno populista para instalar el miedo en la sociedad y la sensación de impunidad, de que esforzarse para obtener réditos es inútil, que siempre tendrá más beneficios recibir dádivas del Estado. Este esquema es tan viejo como la vida misma, y responde a la penosa ambición que han tenido las franquicias del peronismo denominadas menemismo y kirchnerismo por perpetuarse en el poder para así perpetuar sus privilegios entre la clase política.
Visto desde esta perspectiva, la problemática no ha hecho más que agudizarse desde hace aproximadamente 30 años a esta parte. Hay una marcada connivencia entre todos los resortes que tienen que actuar para que la población esté más segura. A la justicia y a la política no les importa combatir contra la inseguridad, porque reciben una parte del botín. Como hemos visto, en muchos casos la policía misma es incluso quien alienta los robos, negociando por una parte de lo robado.
Desgraciadamente, vemos como el narcotráfico se ha aliado con la política para constituir un poderoso esquema que pretende eternizarse. La inseguridad es hija de esa alianza. Por medio de la inseguridad se pretende crear un relato maquiavélico y malicioso que pretende convertir a las víctimas en victimarios, y a los victimarios en víctimas. Esto es así porque los delincuentes que roban responden a ese esquema cómplice que se pretende instalar, son clientes VIP, por decirlo de alguna manera. El negocio cierra para todos…menos para quienes salen a ganarse el pan con el sudor de su frente.
El mensaje que se dará hoy a las 20 horas en la manifestación “Para que no te pase”, tiene que observar esta realidad. Lamento mucho la especulación política que se generó en torno a esta marcha, dado que, como bien dije en los párrafos anteriores, la política es parte del problema. El reclamo es para desbaratar este pernicioso sistema de complicidades.
Espero que el gobierno actual sepa leer este fenómeno y comprenda que debe desbaratar este esquema si pretende un país sustentable en el futuro, donde se creen condiciones óptimas para invertir y para crecer en el rumbo que pretendemos. Es cierto que hay narcotráfico en todos lados, pero aquí se siguió el esquema que impera en México o en Colombia, donde el narcotráfico ya es una especie de co-gobierno. Mientras en otros lugares se lo combate, aquí se le abre la puerta de par en par. Lo demás, es empezar a atar los cabos y sacar conclusiones.

jueves, 25 de agosto de 2016

Nuestro futuro

Estamos asistiendo a una situación preocupante en materia de judicialización de las políticas que está llevando adelante el gobierno de Mauricio Macri. Si bien en muchos puntos coincido con el fallo de la Corte Suprema con respecto al aumento de la tarifa de gas (mis publicaciones anteriores ya explicaron largamente la cuestión), la noticia de que ordenaron frenar el pago a los jubilados de la ANSES me suena, cuanto menos, inexplicable. ¿Por qué no frenaron al gobierno kirchnerista cuando utilizó esos fondos para pagar Fútbol Para Todos y su insoportable propaganda partidaria? ¿Por qué no regularon la provisión de medicamentos, que en muchos casos iban destinados a personas fallecidas? Así, podemos citar numerosos ejemplos, ya que la caja de la ANSES fue la caja que se utilizó para financiar un proyecto político que tenía pretensiones de hegemonía y eternidad. En otras palabras, se utilizó para algo que no se debía.
Es preocupante la actitud de mucha gente que durante años permitieron abusos a diestra y siniestra, y ahora levantan el dedo acusador con una rapidez inusitada, que hubiera sido muy útil los últimos 12 años. De ninguna manera pretendo que se le permitan al macrismo los mismos abusos que se le permitieron al kirchnerismo. Sólo pretendo que se deje gobernar y se tenga coherencia y paciencia con un gobierno que recibió un país devastado, aunque algunos todavía crean que estábamos mejor que Alemania.
Tengamos presente que el último gobierno no peronista que pudo terminar su mandato constitucional fue Marcelo Torcuato de Alvear, hace ya 88 años (1928). El Partido Justicialista tuvo su origen en un Golpe de Estado (Perón como Secretario de Trabajo de Edelmiro Farrell), y desde su existencia, siempre quiso imponer su idea hegemónica y su pretensión de ser un partido único, manejando todos los resortes de poder cuando son gobierno y esquilmando y desgastando a los gobiernos cuando son de otro signo político. La expresión que vimos en los últimos 30 años fue la siguiente: Debilitamiento institucional constante, presión sistemática a los demás poderes del Estado y, si no pueden continuar en el poder, preparación de una bomba de tiempo para que explote a un gobierno opositor.
Están claras las intenciones de convertir a Mauricio Macri en un nuevo De la Rúa, y que luego de eso el PJ consagre a un nuevo líder y se encolumne detrás de él en busca de realizar otro proyecto hegemónico que les permita a algunos servirse, a perpetuidad, de las arcas estatales y convertirlas en propiedad de dicho partido político. Así como muchos ex menemistas se reciclaron como kirchneristas, los ex kirchneristas se reciclarán en la figura del nuevo líder. Está claro que Sergio Massa va tras ese botín preciado. Su relato hoy consiste en igualar al macrismo con el kirchnerismo y pararse desde una supuesta superioridad moral que daría “estar en el medio”. Eso no sería otra cosa que el inicio, en el cual, por ejemplo, captaría a aquellos hartos de “la grieta”.

Como conclusión final, considero que el país saldrá adelante cuando tenga instituciones sólidas y una Justicia verdaderamente independiente. Debemos dejar de cultivar líderes mesiánicos “sabelotodo”, que por su condición de iluminados se creen dueños de una verdad revelada y más allá de la ley. Entre todos lo haremos posible

jueves, 21 de julio de 2016

Inflación


La semana pasada, el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos difundió la inflación del mes de junio, la cual se ubicó en el orden del 3,1%. Esto representa una desaceleración con respecto a mayo. Si bien se desaceleró con respecto a mayo (había dado 4,2%), destaco con preocupación el aumento de la inflación núcleo, cuyo índice de 3% en junio es levemente superior al 2,7% de mayo. Está claro que el impacto de las tarifas todavía hace mella en esta medición, sumado a las crecientes dificultades que se van sumando para reducir el déficit fiscal que aún sigue siendo muy alto e indomable. Con todo, es de esperar que hacia fin de año continúe este proceso de desaceleración y tengamos índices más cercanos al 2% mensual, ocasionados por una baja en el consumo y por un contexto recesivo que se seguirá sosteniendo, cerrando 2016 con una merma de 2 puntos porcentuales del PBI.
Asimismo, el Banco Central de la República Argentina en su programa monetario prevé bajar la inflación de 2017 a un 17% anual, pronóstico que será interpelado por las urgencias electorales y la reactivación vía obra pública y consumo. Se parte de un 2016 en donde, en promedio, se estima que se cerrará en una inflación en torno al 40%, que condicionaría aún más las expectativas que tienen todos los agentes económicos. En este tema el debate shock o gradualismo sigue siendo una materia pendiente, pero fuera de discusión está que, a la luz de lo ocurrido con las tarifas, el shock necesario para bajar la inflación sería imposible en la práctica.
La inflación, como bien sabemos, fue utilizada por el kirchnerismo para financiarse por las diferencias que se generaban, por ejemplo, por la desactualización de las tarifas. Increíblemente, la política económica que el gobierno anterior llevó a cabo en favor de un determinado sector social, terminaba por quitarles con la inflación lo que parecía ser motivo de vanagloria y autobombo. El “relato” terminó siendo una trampa donde la sensación de bienestar fue efímera, donde tantas distorsiones económicas hacen perder nociones y acostumbrarse a situaciones que han sido superadas en casi todo el mundo. Más preocupante es el asunto cuando quienes gobernaron hasta el 10 de diciembre de 2015 quieren hacernos creer que la inflación nació en esa fecha. Es muy difícil construir cuando los que destruyeron pretenden seguir haciéndolo. Este es, ante todo, el primer dato a tener en cuenta.

Por estas causas, es muy difícil que la inflación baje de los guarismos que hemos visto en los últimos años. Pareciera que nuestra pretensión es bajar la inflación manteniendo el esquema de subsidios heredado, lo cual constituye una imposibilidad manifiesta dado que de algún lado tienen que salir los recursos, y no hay demasiadas alternativas. El kirchnerismo eligió financiar el desorden fiscal con desorden monetario. El error que comete el gobierno de Mauricio Macri, por ahora, es pretender mantener ese mismo esquema por temor a ser acusados de “neoliberales”.

martes, 12 de julio de 2016

Sobre el incremento tarifario (2° parte)

 Ampliando lo escrito la semana pasada, y a la luz de este conflicto que hoy se encuentra en boca de todos, haré un análisis que intentará ser lo más objetivo posible. Si, hubo un mal diagnóstico de la situación de atraso tarifario recibida del gobierno anterior. Ahora trascendió que en el tope anterior no se preveían variaciones en el consumo con respecto a 2015. Situación que se agravó considerando que este año hicieron entre tres y cuatro grados menos de temperatura en comparación con ese entonces, lo cual, al incrementar el consumo, se posicionaba en una situación superior en la cual se hizo mal el cálculo. ¿Hay responsabilidad del gobierno actual? Sí, pero analizando esta situación en la cual nadie tiene la culpa del cambio climático registrado, hubo también responsabilidad de las empresas distribuidoras del servicio, que no obstante, aprovecharon una laguna del tarifazo declarado para sacar una ventaja en muchos casos desmedida. Algo adelanté en el escrito anterior, del cual éste es la continuación, pero a la luz del nuevo dato relevado, queda en claro también el mal acostumbramiento de ciertos sectores a un derroche que no es viable. El gobierno anterior subsidiaba el 85% de la tarifa, y con el ajuste actual, seguiría siendo subsidiado el 70 o el 75%. A la hora de hablar de esto, muchos parecen obviar, tal vez por negligencia o por incredulidad, la magnitud del desastre en política energética que realizó el kirchnerismo, donde se perdió el autoabastecimiento y se congelaron las tarifas en valores irrisorios comparados a lo que se paga en otros países de la región.

El concepto de “prueba y error” es considerado, aunque siempre será fácil opinar con el diario del lunes, y siempre será más fácil no hacer nada, que es básicamente lo que hizo el gobierno anterior, si bien, como ya describimos en el artículo anterior, intentó hacer algo con la sintonía fina en 2011, donde ya se evidenciaba un desgaste del modelo tarifario. Destaco que este gobierno, a diferencia del anterior, escucha e intenta brindar soluciones accediendo al diálogo. El anterior redoblaba la apuesta con su autoritarismo. De todos modos, hay que esperar la determinación de la Corte y atenerse a ella.

miércoles, 6 de julio de 2016

Sobre el incremento tarifario

Este es sin duda un tema que suscita mucho interés y por el que el gobierno de Mauricio Macri ha recibido la mayor cantidad de críticas por cómo se instrumentó. Sin la intención de culpar de todo al gobierno anterior, hay que tomar en cuenta cuál era el punto de partida y cuál fue el motivo que llevó a sincerar el cuadro tarifario de los principales servicios. El esquema de subsidios ya estaba desgastado y no daba para más, lectura que incluso hizo el gobierno de Cristina Kirchner tras su triunfo en 2011, lo que en su momento se conoció como “sintonía fina”, donde fue instrumentado un programa por el cual se renunciaba voluntariamente al subsidio de las facturas de luz y de gas. El accidente ferroviario del 22 de febrero de 2012 en la Estación Once, donde se produjeron 52 muertos y centenares de heridos, frenó abruptamente esa iniciativa. Víctimas de este esquema fueron el autoabastecimiento en estos recursos, se tuvo que volver a importar energía y gas a países vecinos y la desinversión generada en la última década fue alarmante, al punto de registrarse reiterados cortes de luz en el verano. Nótese que el atraso tarifario era más marcado en Capital Federal y Gran Buenos Aires, donde las tarifas que llegaban a los usuarios eran irrisorias comparadas con las que ya se pagaban en el interior del país. Esta situación sin duda tuvo un marcado fin electoralista, ya que el subsidio se concentró en Capital Federal y Gran Buenos Aires, donde vive gran parte de la población del país.
Si bien es cierto que esta situación fue generada en gran parte por un gobierno que en su momento priorizó crear burbujas de consumo y desatender irresponsablemente las implicancias que esto tendría a largo plazo, tal vez con la maliciosa intención de que “la factura la pague otro”, hay que analizar la salida que se eligió para ese laberinto. Personalmente, coincido con el análisis generalizado, el cual considera que se hizo de una forma desordenada. Se podría haber hecho de una manera similar a la negociación de una paritaria, por ejemplo, con aumentos escalonados en un lapso de tiempo determinado, por ejemplo 6 meses. Probablemente esto hubiera demorado el objetivo de la reducción del déficit fiscal, pero a la luz de las medidas ulteriormente adaptadas, al menos es algo que debería haberse evaluado. Con todo, parecen apreciarse las primeras rispideces en un equipo económico en el que, si bien Alfonso Prat-Gay asoma como cabeza visible, hay demasiadas opiniones diferentes que se terminan anulando mutuamente.
Dicho esto, también hay que alertar de los oportunistas de siempre que quisieron sacar ventaja de esta medida impopular pero necesaria, imprimiendo algunas facturas con montos exorbitantes para causar miedo y desasosiego en una sociedad golpeada por las políticas económicas erráticas no sólo del gobierno anterior, sino del cambio del rumbo constante que impide la consolidación de políticas de Estado y de una identidad que debe trascender discusiones ideológicas ya superadas en gran parte del mundo. Empezaremos a crecer el día que superemos las antinomias que siempre nos caracterizaron y dejemos de ver a quien piensa distinto a nosotros como nuestro enemigo, como alguien a quien hay que eliminar. No depende de Kirchner o de Macri, depende de todos nosotros.

martes, 5 de julio de 2016

Contexto internacional

Surgen conclusiones muy interesantes a la hora de analizar lo acontecido a nivel internacional en las últimas semanas. Basta con repasar lo sucedido en el referéndum de Gran Bretaña (“Brexit”) donde, inesperadamente, el Reino Unido decidió su salida de la Unión Europea, por un 52 a 48 en puntos porcentuales. Fueron los “boomers” (aquellos que nacieron en los ’50 y ’60, post-Segunda Guerra Mundial) los que terminaron de inclinar la balanza en una elección muy reñida. El impacto del mensaje fue muy grande porque significó un golpe al orden económico actual, cuyo destino desde la crisis de 2008 no está muy claro y navega por las aguas de la intrascendencia. Sorprende que la salida buscada sea un escenario típicamente populista, donde se gana una elección por golpe de efecto y una vez habiendo logrado el triunfo, no se sabe muy bien que hacer o se llega a la conclusión de que lo que se prometía no era tan bueno. De todos modos, los mercados, luego del impacto inicial, parecieron acomodarse a la nueva realidad y aceptar una situación que ahora presentará un particular interés cuando los británicos deban sentarse a negociar acuerdos comerciales con sus ex aliados. Mucho se ha escrito sobre las posibles alternativas, donde las principales referencias son los casos de Noruega o de Suiza, países que sin ser miembros de la UE tienen un contacto fluido y un bienestar económico indiscutible. En todo caso, esta no es la misma situación y aún hay que negociar cómo será la salida, según se exigió desde Bruselas.
Este contexto internacional claramente influyó en las elecciones de España, donde se vaticinaba un crecimiento de la agrupación chavista Podemos, y sin embargo perdió más de un millón de votos con respecto al 20 de diciembre último. ¿Efecto Brexit? Muy posible. Otra situación a observar con preocupación fue que un candidato neonazi estuvo cerca de ganar las elecciones en Austria (perdió el balotaje por medio punto). Volviendo a Latinoamérica, en Perú estuvo muy cerca de ganar las elecciones la hija de un ex presidente preso por corrupción. Y además hay que describir lo que llegaría a ocurrir si Donald Trump finalmente es electo presidente de los EE.UU. La conclusión a la que se llega es que aún no hay un patrón definido a seguir y que se da un impacto preocupante en cuanto se crea que la solución a un mal presente sea recrear el pasado.

El impacto en Argentina puede considerarse significativo. Probablemente esta situación haga que la Reserva Federal mantenga bajas las tasas de referencia, con lo cual al seguir siendo barato el dólar, siga habiendo capitales e inversiones que quieran buscar lugares seguros. A mi entender, el gobierno ha errado en el cálculo de los tiempos, creyendo que el boom de confianza iba a lograrse de un momento para el otro. Demasiados factores internos y externos, y algunos mensajes ambiguos han sido claves para que ese contexto de “lluvia de dólares” esté retrasado o no sea el que se esperaba. Así como el golpe que significó el Brexit puede morigerar muchas expectativas, también un triunfo de Donald Trump (lejano según las encuestas, de las que por los últimos vaticinios no hay que fiarse) se perfilaría como el fin de una era a nivel internacional. Será cuestión de esperar lo que nos depare el futuro.

lunes, 4 de julio de 2016

Nuevo billete de $500

A partir del 30 de junio comenzó a circular el nuevo billete de quinientos pesos. Más allá de los datos superficiales referidos a la estética del billete y al nuevo formato, cabe hacer un análisis económico sobre cuáles fueron las circunstancias que llevaron a la aparición de este billete que es ahora el de mayor denominación.
La primera explicación que se desprende, casi lógica, es que el billete de $100, el de mayor denominación, tenía, según lo establecido por la ley de Convertibilidad de 1991, el mismo valor que uno de U$S 100, y entre la devaluación de 2002 y la constante inflación que hubo especialmente desde 2006 hicieron añicos ese valor. Los proyectos para la realización de billetes de mayor denominación datan desde 2012, pero el gobierno anterior nunca se animó a implementarlos porque lo consideraban un reconocimiento a una inflación que, como ya es sabido, negaron sistemáticamente. La emisión descontrolada que se llevó adelante para financiar el creciente déficit fiscal condujo a una realidad insólita. Seis de cada diez billetes en circulación eran de la denominación más alta, y abonar con ellos en los kioscos empezó a ser moneda corriente. Basta con recordar épocas en las que ir a comprar con el billete de Roca representaba un gesto adusto para el comerciante, que difícilmente podía contar con cambio para dar el vuelto de ese billete. Hoy, el problema se da por la sobrepoblación de billetes de $100 en relación a los billetes de menor denominación. Si ya considerábamos de poco valor a las monedas que expresaban sus valores en centavos o un peso, vemos ahora cómo los billetes de $2 y $5 empiezan a escasear y a ser utilizados para la divulgación de mensajes inclusive. Otro inconveniente fundamental se da con los cajeros automáticos de los bancos, que no dan abasto y suelen vaciarse inmediatamente, siendo necesario realizar varias reposiciones al día.

Se abre un interesante debate sobre si la emisión de estos billetes puede generar una espiral inflacionaria. Conocido es el desenlace que se generó con el Austral de Alfonsín, cuyo billete de mayor denominación llegó a ser de quinientos mil. El gobierno intentó atacar esas expectativas inflacionarias antes de poner en circulación estos billetes, con lo cual quiso codificar el mensaje dado lanzándolo ahora que están dadas las condiciones para una baja en los niveles de inflación. Es probable que se generen ciertos oportunismos como los que generaron con la salida del cepo cambiario, pero, tomando en cuenta lo explicado en el párrafo anterior, considero que en líneas generales, se abaratarán costos en muchas etapas (Camiones de caudales, reposiciones de cajeros automáticos, etc.). Será clave poder seguir interviniendo sobre la base monetaria, no ampliarla, y a su vez que la emisión de los nuevos billetes tenga un debido respaldo para seguir controlando la inflación. Si se hace un manejo responsable de la política monetaria, podremos empezar a discutir la estética de los billetes y dirigirnos rumbo a un período de estabilización.

viernes, 1 de julio de 2016

Segundo semestre


Muchas líneas se han escrito sobre el tan mentado segundo semestre que arranca el día de hoy. Desde expresiones a favor y en contra, hasta algunas que rozan el ridículo y la sorna. Lo cierto es que se tenían que realizar correcciones urgentes sobre las distorsiones que venía padeciendo la economía. Todos coincidimos en que el esquema cambiario que planteó el gobierno anterior era inviable, y que no tenía ningún sustento a futuro, ya que era un esquema que per se ahuyentaba a inversores extranjeros, ya que podían ingresar los dólares, pero no retirar dividendos ni ganancias. Un gobierno que cambiaba constantemente las reglas a su antojo y señalaba a los mercados como enemigos públicos no eran condiciones propicias para que se invirtiera y se crearan nuevos puestos de trabajo, generando incluso que muchos de los que estaban en el país se fueran, generando también una caída del empleo con la que muchos que se rasgan las vestiduras ahora en ese momento hicieron silencio. Contra todos los pronósticos, la salida de ese esquema de restricciones cambiarias no fue traumática ni negativa. También fue un desafío a los pronósticos generalizados haber logrado acordar con los holdouts. Estos dos pasos son reconocidos como logros del gobierno actual, cuyos resultados probablemente empiecen a palparse en un mediano plazo. En el debe, están el insuficiente tratamiento del impuesto a las ganancias, el esquema desordenado de aumento de las tarifas, que al parecer no estuvo debidamente estudiado para implementarlo de un modo más correcto, y la política de tasas de interés para contener la inflación. Si bien Sturzenegger se movió de una forma similar a la que se movió Fábrega en 2014, se le pueden cuestionar los tiempos y el excesivo impacto que esta política tuvo sobre la actividad económica en general.
En mi opinión, este segundo semestre, a simple vista, no mostrará grandes variaciones con respecto al primero. La inflación bajará siguiendo la lógica de que las correcciones ya pasaron, pero habrá que contenerla para lograr simultáneamente la reactivación económica. El factor a atacar aquí será claramente el de las expectativas, y es en ese sentido donde deben interpretarse las constantes menciones al “segundo semestre” que hizo el Gobierno. Lo que estamos presenciando es la transición desde un modelo que priorizaba el consumo como principal motor de crecimiento hacia uno que quiere priorizar la inversión. La dificultad más importante es la costumbre constante que siempre se genera a priorizar el consumo, impulsado por los populismos como recetas donde una sucesión de cortos plazos desoyen las sirenas del largo plazo, como si fuera la invitación a una fiesta donde nadie te dice quién va a pagar. Bailamos y nos divertimos, hasta que llega la cuenta y los que organizaron la fiesta no están o ya viajaron con los réditos obtenidos. Históricamente, siempre priorizamos el “hoy” y para el mañana “ya se verá”. Pasamos de una economía de los “pagadioses” a una que pretende ser más previsible y confiable, factores que, como siempre sabemos, llevan mucho tiempo construir y poco tiempo destruir.

Este cambio de paradigma es el que estamos presenciando a nivel internacional. Ya no se piensa en las generaciones futuras ni en las inversiones futuras, se busca estar bien hoy. Veremos cómo transcurre este segundo semestre, en el que bajará la inflación, se empezarán a ver signos de recuperación para fin de año y se espera un 2017 donde asome la luz al final del túnel.

martes, 10 de mayo de 2016

Hacia dónde vamos

Hoy se cumplen 5 meses desde que Mauricio Macri asumió la presidencia de la Nación. Aunque a muchos les parezca que ya es mucho tiempo, considero que aún es un período muy prematuro para sacar conclusiones sobre las direcciones que tomará el gobierno que fue elegido por aproximadamente trece millones de habitantes el 22 de noviembre pasado. Es muy probable que la corrección de la pesada herencia exceda a este período constitucional. De todos modos, se ha logrado cerrar una negociación ardua con los holdouts, negociación exitosa tomando en cuenta que se negoció con una sentencia en contra sobre la mesa. Resultó polémica la quita de retenciones a las mineras: si bien se requería dar señales “market-friendly”, también considero de importancia la defensa de nuestro suelo y que se pague por su uso. También considero peligroso el método de evitar el desbande inflacionario vía LEBACs, situación que nos puede traer inconvenientes en el largo plazo. La salida del cepo cambiario terminó siendo un logro positivo, si bien se intentaron demonizar efectos que fueron menores a los de la devaluación kirchnerista de enero de 2014. Sobre esto me referiré en el próximo párrafo. Como conclusión en esta materia debo decir que probablemente estos pocos meses que quedan del primer semestre sean los últimos de “lo peor”, y que, si bien los guarismos del segundo no serán extraordinarios, se empezará a vislumbrar una leve mejoría. En algunos aspectos se hizo lo que se tenía que hacer, en otros, la situación heredada fue un pernicioso condicionante.

Hecha mi crítica en materia económica, y tomando en cuenta que esperaba más de este aspecto que del político, prosigo a resaltar el por qué de estas líneas. Las críticas que yo le pueda hacer al gobierno de Macri son las mismas a las que él se refirió el día de su asunción: señalarle sus errores en pos de un diálogo superador y conciliador, porque al país ideal lo construimos entre todos. Pretender que este gobierno arregle en pocos meses un problema estructural que viene desde hace setenta años es, cuanto menos, utópico. Y digo setenta años porque, claramente, el paradigma político que predomina en este país es el peronista. Juan Domingo Perón era un líder populista que se inspiró en Mussolini y en Hitler para crear un sistema en el que su partido fuera el único que pudiera gobernar con tranquilidad el país y, de ese modo, perpetuarse en el poder. Muchas estructuras nacionales simpatizan ideológicamente con esta doctrina, y erradicarla, o lograr que conviva con otras alternativas democráticas, es algo que sin duda excederá a este gobierno. Justamente, porque no debe importar que el presidente se llame Macri o se llame Kirchner. Construimos un modelo en el que asemejamos un presidente a un todopoderoso, a alguien que debía darnos el pescado y no la caña y enseñarnos a pescar.


Este esquema populista y totalitario es el que, con nuestro voto el 22 de noviembre, decidimos que debe cambiar. Al peronismo no se lo debe atacar por su ideología, sino por sus prácticas populistas y totalitarias. Debemos terminar con ese concepto de que no ser peronista es ser “gorila” o “antipueblo”, porque esa es una de las prácticas populistas que más devastó a nuestra sociedad. Es una mancha en nuestra historia que hace casi noventa años que un presidente no peronista no termina su mandato (El último fue Marcelo Torcuato de Alvear en 1928). Por eso, me parece perfecto que se le critique a Macri y se le señalen sus errores, pero no se debe entrar en el juego de un sector fanático nostálgico (cada vez menor) que pretende ver a Macri yéndose en helicóptero para de esa manera tomar el poder para siempre. Aprendamos, de una vez por todas.