martes, 15 de mayo de 2012

Libertad de expresión


Buenas tardes. En esta ocasión voy a tratar sobre un tema neurálgico y que genera ciertas controversias, cuando no conflictos, en nuestra sociedad. Antes de continuar, debo aclarar que no pretendo revelar una verdad ni considerarme dueño absoluto de la razón y la definición sobre el tema. Es una opinión, y entre todos construimos una sociedad, siendo la idea, justamente, que podamos expresar lo que pensamos y sentimos libremente, dentro de un marco de cordialidad y respeto, que de mi parte debo garantizar.

Mi experiencia personal ha permitido comprobar que una de las acusaciones que más irrita al kirchnerismo es la que afirma que en el país no hay libertad de expresión. Esto me ha llevado a citar el artículo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (bandera K por excelencia) referido al tema, y que transcribo a continuación:

Artículo 19 – Declaración Universal de Derechos Humanos

“Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.”

La defensa que esgrimen es que la gente expresa y publica libremente sus pensamientos, en el sentido de que nadie censura ni ejerce privación de esa libertad con mecanismos como la tortura o la prisión. Pero en el artículo puede leerse “este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones”: Claramente se refiere a la censura o a la prisión, siguiendo una interpretación racional, pero también se refiere al derecho a no ser perseguido ni atacado. En ese sentido, el Gobierno, con medidas como la persecución judicial y a través de la pauta publicitaria a periodistas y medios opositores, o la aplicación de multas a consultoras privadas que divulguen indicadores económicos diferentes a los oficiales, está “molestando” a quién publique una opinión distinta a la pretendida, condicionando seriamente el derecho a la libertad de expresión. Hilando más fino, chicanas y descalificaciones (como cuando CFK tildó de “antisemita” a Carlos Pagni), también son condicionantes graves, y se pueden considerar “molestias”, aunque sutiles y más propias del campo civil que del penal. Si bien no hay censura directa, se trata, por estos mecanismos, de forzar una “autocensura”.

Salvando las distancias, la censura es a la libertad de expresión lo que la muerte es a la vida. Son dos situaciones extremas, las dos caras de una moneda. Avalar que se puede insultar o perseguir a quien piensa distinto es avalar conductas condicionantes a la plena vida del hombre, como la violencia (en todas sus formas) o la discriminación. Esta conducta es la que genera una marcada división en la sociedad, improductiva para cualquier nación que se precie de ser tal y que tenga intenciones de crecimiento y de inclusión social, y que muestra niveles de violencia altamente cuestionables que incluso, en algunos casos, llega a la muerte. Sin dudas, es otra contradicción palmaria, como muchas que invaden este modelo.

En conclusión, estos mecanismos para forzar la “autocensura”, son como un disparo al aire que intenta disuadir y advertir que el próximo disparo irá al corazón. ¿Se puede decir que hay libertad de expresión cuando se aplican estos mecanismos? Casos como el del trato que se le da a la opinión contra la minería contaminante a cielo abierto en Catamarca o La Rioja sientan un muy mal precedente. Un cordial saludo a todos.


jueves, 10 de mayo de 2012

Lucha de oposiciones

Buenas tardes a todos.

Antes de empezar a desarrollar estas líneas, quiero pedir disculpas por la discontinuidad de las publicaciones. Estoy abocado a mis estudios y empeñando mi tiempo en ello. Con el título en la mano, la situación será distinta.
El motivo que me llevó a escribir en esta ocasión han sido las despiadadas críticas que, día a día, sufre la oposición política en nuestro país. Con la expropiación de YPF, el cristinismo volvió a dominar el escenario político y a reposicionar su imagen ante la población. En ese contexto, gran parte de la oposición acompañó la iniciativa, claramente fundamentada en recuperar la "Soberanía nacional hidrocarburífera". Se ha escuchado decir que "estamos de acuerdo con que YPF sea estatal, pero no manejada por un Estado corrupto". Será cuestión de esperar a que se supervise la administración que llevará adelante el oficialismo, que dio un buen paso designando como CEO a Miguel Galluccio, quien tiene probada experiencia en el rubro.
Muchos probablemente se pregunten cómo hará la oposición para supervisar la administración, y en algunos casos, tal vez se haya esbozado una carcajada. El motivo de éste artículo es, justamente, entender (no justificar) este accionar negligente. Así como los "cyber K" son utilizados para perseguir y amenazar a disidentes en las redes sociales y foros de opinión, el instrumento político para condicionar los votos en el Congreso es el retiro de fondos públicos destinados a las ciudades o provincias originarias, con la consecuente difamación y desprestigio que le genera al legislador en su tierra. A eso hay que sumarle persecución judicial y tributaria (AFIP mediante), con lo cual el cóctel se torna peligroso para cualquiera que intente persistir en su posición. No es algo exclusivo de Argentina. En Venezuela, Ecuador o Nicaragua pueden visualizarse los mismos síntomas, variando el grado de desarrollo según el caso. Así, se critica el "afán de poder" de los supuestos opositores que se "venden" al oficialismo, tal vez en muchos casos sin comprender que detrás del político hay una persona, y detrás de esa persona, familiares y amigos que se preocupan por su salud y por su imagen.
Este es el entramado que le da el título de "Lucha de oposiciones" a esta nota, dado que los que criticamos a la oposición, también somos opositores. Hay que distinguir entre la "oposición sistemática" y la "oposición moderada": El opositor sistemático cree que al kirchnerismo hay que pagarle con la misma moneda, mientras que el moderado, tratará de establecer un diálogo y llegar a un acuerdo que, a todas luces, es muy difícil que sea beneficioso para ambas partes. ¿Hay terminos medios? A mi entender sí: Hay que ser "moderado" para dialogar, pero "sistemático" para negociar, de manera tal de dejarlos evidenciados en su error. Ese es nuestro trabajo.

Saludos a todos y gracias por su atención