¿Anticipo de otro conflicto del campo? La sequía reinante parece querer que algo de eso ocurra, pero no es precisamente el tema que nos compete. Les dejo un fragmento de un escrito mío del año 2008
"Aquella
vez había criticado a la Koala
que ahora ni me sale el nombre porque había dicho que Alemania era la capital
de Suiza. Pero no importa, lo hacen para vender...o lo que es peor, para que
compremos la ignorancia. Lamentablemente está todo el día prendido en ese tipo
de programas mi televisor...y meriendo y ceno viendo ese tipo de programas.
Esta situación explicada por un futbolista: "Uno merienda y cena viendo
este tipo de programas, pero no importa porque uno debe concentrarse pensando
en el partido que viene". Algo de eso está bien, así hay que pensar viejo.
No darle bola a ese tipo de programas. Pero si marcan más de 30 puntos de
rating es porque algo anda mal. Y si Leandro Gioda marca mal y Racing empata
sobre la hora se pone una bandera "con más huevo se ganaba". ¿Por qué
somos tan exitistas los argentinos? Tan exitistas y tan fracasistas (si se me
permite el término). A veces pensamos en el éxito a costa de pisotear cabezas
ajenas. Se estarán preguntando: "¿Pero esto en otros lugares del mundo no
pasa?" Sí, pasa, pero la diferencia radica en que en otros lugares del
mundo hay conciencia colectiva y las intervenciones del Estado son en procura
de satisfacer el bien del pueblo que los votó, no el bien propio o el de unos
pocos sectores. Pero esta historia es muy vieja y nuestro país es muy joven,
14605 días mas joven que la patria del Tio Sam, y ni hablar de los países de
Europa, entre los que se encuentra nuestra madre patria España. Esos fueron los
que empezaron escribiendo las páginas de la historia mundial. Ciertamente, con
ese criterio Egipto debería ser potencia mundial, pero la historia se encargó
de que no fuera así. Bueno, no soy futurólogo, pero iniciar un cambio profundo
en nuestra sociedad requiere justamente eso, primero el inicio. Despues se verá
hasta donde avanzar. Básicamente se empieza con construir, no destruir.
Históricamente este país destruyó lo que hicieron políticos anteriores. Siempre
fueron "malos" los gobiernos. Se hizo campaña desprestigiando a los
mandatarios de turno, y prometiendo la panacea en todos los casos. Incluso
llegaron a prometerse cosas que no podían cumplirse. No hay soluciones mágicas,
ni seres humanos perfectos...motivo suficiente para que dejemos de ilusionarnos
con lo que nos digan. A este país lo mató la viveza criolla, la avidez de poder
por parte de la clase política. Somos “el país de las antinomias”. Los seis
años y cuarenta y cuatro días que transcurrieron entre la Revolución de Mayo y la Declaración de la Independencia, y los
lugares en los que cada una se celebraron (el Cabildo Porteño, principal ícono
de nuestra Capital Federal, y la
Casa de Tucumán), dejan una puerta abierta al análisis, a la
primera y gran antinomia que me animo a decir que hoy sigue más vigente que
nunca: Unitarios y Federales. Y un fiel reflejo de ello, y que es lo que un
poco nos pinta de cuerpo entero, es Juan Manuel de Rosas. Sí, el mismo que sale
en el billete de 20 pesos. Reconocido por nuestra historia como ícono del federalismo,
fue Gobernador de la
Provincia de Buenos Aires entre 1830 y 1852, año en el que
fue derrotado en la recordada Batalla de Caseros por Urquiza, que de ese modo
llamó a una Convención Nacional Constituyente que sancionó nuestra primera
Carta Magna allá por 1853. Buenos Aires, en desacuerdo, se segregó de la Confederación hasta
1860, y el triunfo conseguido en Pavón empezaría a brindarle una fisonomía al
país. Y así empezaron frases del estilo “Gobernar es poblar”, la pérdida
innumerable de territorios a manos de Bolivia, Brasil, Paraguay, Uruguay y
sobre todo Chile, la “Ley Riccieri” que instauró el Servicio Militar
Obligatorio que perduró por más de 90 años hasta el recordado “Caso Carrasco”,
El Código Civil de Vélez Sársfield (un unitario de los bravos), la educación
pública y gratuita, La Campaña
del Desierto que nos permitió conquistar la Patagonia, a la que
ignoramos a tal punto de estar gran parte de ella vendida a conocidos
empresarios extranjeros (Si, aunque el matrimonio presidencial sea de Santa
Cruz, hay realidades que ya son conocidas, pero no viene mal recordar). Lo ven,
ahí empezó el gran problema: La negación de nuestras raíces…la continua
inmigración exterior terminó de abolir por completo nuestros orígenes.
Evidentemente nos ha faltado creer en nuestros orígenes, siempre hemos pensado
que lo mejor era traer gente de los países más desarrollados, que si otros
países eran exitosos, debíamos “copiar” esas ideas. Yo siempre sostengo que en
Argentina se hace todo exactamente al revés."
Continúa, pero es mejor ir por partes...
Saludos a todos y gracias por su atención