Nos
encontramos en la antesala de una decisión que genera mucha expectativa en
inversores y agentes especulativos: A partir de mañana, la Corte Suprema de
EE.UU. resolverá si toma o no el caso argentino, por la deuda con holdouts que
no entraron en los canjes previos de 2005 y 2010. El monto asciende a U$S 1.330
millones, pero se estima que una negativa de la Corte y un fallo que condene a
nuestro país a cancelar dicho monto sentarían un precedente por el cual pueden
aparecer nuevos litigantes, ascendiendo el monto a más de U$S 7.000 millones.
Muy
probablemente la respuesta del Gobierno, que ve como se hace añicos su relato
sobre el endeudamiento, sea que se trata de “fondos buitre”, que por su
intransigencia y su perseverante negativa no han ingresado a los canjes
anteriores, en los cuales algunos acreedores aceptaron quitas de hasta el 75%
de la deuda con tal de cobrar una suma aunque sea pequeña. El motivo de
vanagloria, en este caso, no es como el relato pretende hacer creer. Se ha
negociado la deuda pública, pero el acuerdo con el Club de París y este juicio
con los holdouts, con el simbólico embargo a la Fragata Libertad como
estandarte, muestran claramente la página que el gobierno, demagógicamente,
decidió omitir.
Otro
tema que se torna interesante es el récord que está experimentando el índice
Merval, que superó la barrera de los 8.000 puntos y muestra un nivel de
confianza y de refugio en el Mercado de Capitales nunca antes vista. A muchos
quizás les sorprenda ver el repunte de Edenor, que con sus subas está liderando
el alza sostenida a la que hacemos mención. Esto es consecuencia de las
expectativas que genera un sinceramiento de las tarifas eléctricas que parece
inminente, dado el déficit energético que es el que se lleva gran parte de los
dólares que entran al país. YPF apunta a la misma dirección, apuntalado además
por el ya muchas veces nombrado yacimiento de Vaca Muerta. No obstante, esta
variación podría ser mayor si se mostrara una mayor transparencia en su
administración. Otro tema a considerar para explicar la suba es el aumento en
las tasas de interés, que ha generado el particular atractivo en la plaza y ha
hecho volcarse a una mayor afluencia de empresarios a la inversión en acciones.
Con
respecto a la política cambiaria que se llevará adelante, es evidente el
regreso de las minidevaluaciones ante los efectos de una inflación que, si bien
se está desacelerando como consecuencia de la caída en la actividad económica,
sigue siendo alta. El peligro de la estanflación sigue acechando y sin duda es
el peor escenario posible. El acuerdo con el Club de París venía con la
expectativa de una caída del dólar paralelo, pero este no sólo ha cedido como
se esperaba, sino que retrocedió un paso para avanzar dos. La proximidad del
receso invernal sumado a la finalización de la época de cosecha siembran un
panorama sombrío al respecto, en el cual el regreso de las expectativas de una
devaluación puede marcar el rumbo de una economía que muestra signos de
desplome en cada vez más áreas. Vuelve a ser noticia el paulatino cierre de
comercios y las suspensiones y despidos, que comenzaron con el sector
automotriz, se empezaron a extender a otros sectores como el metalúrgico o el
textil. De ahí la desesperación del equipo encabezado por Axel Kicillof para
regular las tasas de interés, llevándolas a una baja sostenida. Sea cual sea el
camino que se elija, el destino está sellado. La crisis es una realidad, y
salir de ella requiere que soplen nuevos aires.