En esta
ocasión voy a realizar un análisis de lo que fueron estos 12 años que
representaron la mayor etapa de años consecutivos gobernados por las mismas
personas en el poder, en este caso el matrimonio Kirchner, compuesto por Néstor
y Cristina. Sin duda, esta etapa, que prosiguió a lo que podría considerarse la
caída del radicalismo a nivel nacional, nos deja como enseñanza el valor que
tiene la alternancia en un sistema democrático. La permanencia prolongada en el
poder de una misma persona, o de un mismo partido político, trae las nefastas
consecuencias que pudimos observar a lo largo de este período. La creciente
corrupción y autoritarismo se explican por una sensación de impunidad que
ocurre en estos casos. La apropiación de conceptos como derechos humanos y
justicia social, considerando que son los únicos que los garantizan y que su
punto de vista es una verdad revelada, desacreditando cualquier aporte
opositor, también son parte de esta experiencia negativa que esperemos dejar
atrás. Claro está que populismo y república son conceptos antagónicos, y con
esa dicotomía concurrimos a las urnas el 22 de noviembre. Para el populismo,
las mayorías tienen derecho a todo y las minorías no tienen derecho a nada, y
cualquier reclamo de las minorías, cualquier disidencia, es “golpismo”, es
mandarlos a “armar un partido y ganar las elecciones”. Es una concepción
totalitaria y anacrónica, como también lo es discutir sobre izquierdas y
derechas. El populismo no distingue entre izquierdas y derechas. Menem fue
populista de derecha, y los Kirchner, populistas de izquierda (al menos en el
discurso), con lo cual, vincular a Mauricio Macri con la derecha menemista
representa, al menos, un contrasentido, un deseo de construcción del rival como
un enemigo. Macri no es populista, y tal vez sea este el concepto por el cual a
muchos les cuesta clasificarlo, o lo ponen a la derecha, porque el populismo es
la exacerbación exponencial de estas ideologías. Macri, como ya describió,
plantea retomar las ideas desarrollistas de Arturo Frondizi. Después se verá
cómo lo lleva a la práctica, y en base a eso, todas las contribuciones y
críticas que se realicen de buena fe ayudarán a que esta idea pueda llevarse a
cabo. Será responsabilidad de todos acompañar a este gobierno y defender una
democracia que nos ha costado mucho conseguir.
Debemos tomar
conciencia de que los caudillos que buscan perpetuidad no nos van a llevar a
ningún lado, más bien todo lo contrario, caeremos en el precipicio que
representa la institucionalización de la corrupción, del narcotráfico y de la
delincuencia, que sirve para abastecer a ambos. El PJ debe rearmarse a partir
de valores democráticos, dejando atrás las viejas disputas setentistas que
utilizó este gobierno para sembrar odio, resentimiento y revanchismo. No
esperemos que Mauricio Macri sea el salvador o un superhéroe. Será un
presidente que trabaje, con aciertos y errores como todo el mundo, pero
incluyendo a todos, no sólo a los de su partido. Mañana empezaremos a conocer
la pesada herencia que recibe, y cuáles serán las herramientas que dispone para
afrontarla. Debemos tomar conciencia de que la política debe dejar de ser un
negocio para unos pocos para ser un servicio público que contribuya al
bienestar de la sociedad. Empecemos a vivir, de una vez por todas, una
verdadera democracia, que permita alternancias, el respeto por las
instituciones y a la Constitución Nacional y a las Leyes, definitivamente, los
máximos garantes de la libertad, de la justicia y de nuestros derechos.