miércoles, 9 de diciembre de 2015

Balance y perspectivas

En esta ocasión voy a realizar un análisis de lo que fueron estos 12 años que representaron la mayor etapa de años consecutivos gobernados por las mismas personas en el poder, en este caso el matrimonio Kirchner, compuesto por Néstor y Cristina. Sin duda, esta etapa, que prosiguió a lo que podría considerarse la caída del radicalismo a nivel nacional, nos deja como enseñanza el valor que tiene la alternancia en un sistema democrático. La permanencia prolongada en el poder de una misma persona, o de un mismo partido político, trae las nefastas consecuencias que pudimos observar a lo largo de este período. La creciente corrupción y autoritarismo se explican por una sensación de impunidad que ocurre en estos casos. La apropiación de conceptos como derechos humanos y justicia social, considerando que son los únicos que los garantizan y que su punto de vista es una verdad revelada, desacreditando cualquier aporte opositor, también son parte de esta experiencia negativa que esperemos dejar atrás. Claro está que populismo y república son conceptos antagónicos, y con esa dicotomía concurrimos a las urnas el 22 de noviembre. Para el populismo, las mayorías tienen derecho a todo y las minorías no tienen derecho a nada, y cualquier reclamo de las minorías, cualquier disidencia, es “golpismo”, es mandarlos a “armar un partido y ganar las elecciones”. Es una concepción totalitaria y anacrónica, como también lo es discutir sobre izquierdas y derechas. El populismo no distingue entre izquierdas y derechas. Menem fue populista de derecha, y los Kirchner, populistas de izquierda (al menos en el discurso), con lo cual, vincular a Mauricio Macri con la derecha menemista representa, al menos, un contrasentido, un deseo de construcción del rival como un enemigo. Macri no es populista, y tal vez sea este el concepto por el cual a muchos les cuesta clasificarlo, o lo ponen a la derecha, porque el populismo es la exacerbación exponencial de estas ideologías. Macri, como ya describió, plantea retomar las ideas desarrollistas de Arturo Frondizi. Después se verá cómo lo lleva a la práctica, y en base a eso, todas las contribuciones y críticas que se realicen de buena fe ayudarán a que esta idea pueda llevarse a cabo. Será responsabilidad de todos acompañar a este gobierno y defender una democracia que nos ha costado mucho conseguir.

Debemos tomar conciencia de que los caudillos que buscan perpetuidad no nos van a llevar a ningún lado, más bien todo lo contrario, caeremos en el precipicio que representa la institucionalización de la corrupción, del narcotráfico y de la delincuencia, que sirve para abastecer a ambos. El PJ debe rearmarse a partir de valores democráticos, dejando atrás las viejas disputas setentistas que utilizó este gobierno para sembrar odio, resentimiento y revanchismo. No esperemos que Mauricio Macri sea el salvador o un superhéroe. Será un presidente que trabaje, con aciertos y errores como todo el mundo, pero incluyendo a todos, no sólo a los de su partido. Mañana empezaremos a conocer la pesada herencia que recibe, y cuáles serán las herramientas que dispone para afrontarla. Debemos tomar conciencia de que la política debe dejar de ser un negocio para unos pocos para ser un servicio público que contribuya al bienestar de la sociedad. Empecemos a vivir, de una vez por todas, una verdadera democracia, que permita alternancias, el respeto por las instituciones y a la Constitución Nacional y a las Leyes, definitivamente, los máximos garantes de la libertad, de la justicia y de nuestros derechos.