lunes, 31 de octubre de 2016

Justicia

En el día de la fecha, la ex presidente Cristina Fernández de Kirchner se presentó a declarar en el marco de la causa por direccionamiento de contratos de Obra Pública que inició Vialidad Nacional. Este llamado a indagatoria marca un grado de sospecha (y posible confirmación posterior) muy importante del juez Julián Ercolini, en gran parte generado por el implacable dictamen que emitieron los fiscales Pollicita y Mahiques. Hay pruebas contundentes que confirman el ya evidente beneficio que recibió Lázaro Báez en los contratos de Obra Pública, al punto que fue el único empresario al que no se le debía ninguna suma de dinero, habiendo dejado inconclusas menos de la mitad de las obras. El avance a pasos agigantados de esta causa no hace más que llevar a preguntarse por cuál será su situación procesal durante 2017, año en el que pretende arañar una banca en el Congreso que le otorgue los fueros que le permitan eludir a la justicia y soñar con el regreso a la Casa Rosada en 2019.
¿Especula electoralmente el macrismo con su situación procesal?, ¿Pretende que ella sea candidata en la provincia de Buenos Aires para fragmentar el voto peronista? De ser afirmativas las respuestas, es menester advertir sobre un plan B que estaría manejando la ex presidenta: presentarse como candidata a senadora, pero en Santa Cruz, que también renueva sus bancas en el Senado el año próximo. Esta opción parece factible, dado que la competencia feroz que hay en la provincia de Buenos Aires podría llevarla a un tercer lugar que la deje sin ninguna banca, mientras que en una mucho más polarizada Santa Cruz tendría asegurado el segundo lugar y, por consiguiente, la banca por la minoría. Las encuestas hablan de un caudal electoral de 25% en la provincia de Buenos Aires, el cual es, en el mejor de los casos, su techo. Sus apariciones públicas no le aumentan su imagen positiva, ni disminuyen la negativa. Los casos de corrupción seguirán aflorando y, a mi criterio, seguirán pisando las posibilidades electorales del kirchnerismo. Con lo que se debe tener cuidado es con la posibilidad de que una candidatura de Cristina, sea en Buenos Aires o en Santa Cruz, pueda llegar a perjudicar a Macri y a favorecer a otras alternativas opositoras, por considerarlo responsable de aminorar la marcha de estos procesos judiciales.

El proyecto económico que pretende llevar adelante el actual gobierno depende, en gran parte, de que la justicia muestre señales de independencia respecto de la política. El desprestigio que tenemos y el gran inconveniente a la hora de atraer capitales se ha producido, precisamente, por esta inseguridad jurídica, donde el poder político ha pretendido convertir al poder Judicial en un apéndice que se pueda manejar discrecionalmente. Cualquier especulación electoral sobre el accionar de la justicia debe erradicarse, porque es la problemática que venimos observando históricamente en nuestro país. La independencia de la Justicia debe ser un imperativo, y el eje de discusión en la campaña electoral del 2017.

jueves, 27 de octubre de 2016

Redes sociales

Hoy voy a analizar un tema muy espinoso. Voy a realizar un análisis sobre cómo nos influyeron las redes sociales. Ciertamente, en una red social, un punto de vista individual es como una gota en un océano (Elijan el que quieran). A la luz de los hechos, han generado un grado de adicción que considero una paradoja. Estamos más comunicados, pero a la vez estamos más distantes. Es muy probable que lo que leamos en las distintas redes sociales nos produzcan sentimientos exacerbados y más cerebrales que lo que representaba estar cara a cara con quienes conocíamos. Nos alegramos, nos entristecemos, nos enojamos o nos decepcionamos a partir de la lectura de un estado de Facebook, de un tuit o de un whatsapp. El cara a cara ha perdido terreno, ha comenzado a ser algo difícil de lograr. Hoy las elucubraciones son cada vez más prolongadas, cada vez más motivadas por lo que sale publicado, que no hace más que reforzar inseguridades e inquietudes que, si bien existieron siempre, hoy tienen un alimento más poderoso. ¿Estoy sugiriendo que “todo tiempo pasado fue mejor”? Absolutamente no. Las redes sociales han sido una poderosa herramienta para darnos a conocer, para que la gente sepa lo que sentimos, lo que pensamos, lo que opinamos. Claramente, representan una evolución inconmensurable. El mensaje es que tenemos cada vez más herramientas, pero a la vez, somos cada vez más irresponsables para utilizarlas, o no tenemos el nivel intelectual requerido para ello. En resumen, algo creado para que evolucionemos, termina generando el efecto contrario, yendo rumbo a la involución. Las redes sociales fueron como ese padre sobreprotector que pretende hacer todo por nosotros, que pretende resolvernos todos los problemas y tener siempre una solución a mano. Nosotros, al fin y al cabo, quienes nos acostumbramos a “tener todo resuelto”. En ese “tener todo resuelto” es donde la mente empieza a buscar otros horizontes para explorar, donde empieza a generar nuevas alternativas a lo que ya conocemos. Lo primero que hice yo cuando me abrí Facebook, por ejemplo, fue buscar a mis compañeros de la primaria, a mis compañeros de la secundaria, y así sucesivamente. Y a partir de ahí expandir el espectro hasta encontrar los temas de mi interés, y quiénes los compartían. Muchos amigos que hacía años que no se encontraban, se reencontraron a partir de esta experiencia. El problema fue lo que ocurrió luego de esa etapa de reencuentro. Obviamente, no faltó quien buscó información sobre una ex pareja, o sobre alguien con quién se tuvo un pasado conflictivo. Así como afloraron buenos recuerdos del pasado, afloraron también los malos, se recrudecieron enfrentamientos que ya parecían cerrados. Cuando nos peleamos con alguien, tenemos la posibilidad de encontrarlo a través de un clic, y ver qué hizo de su vida, y encontrarse con que, por ejemplo, se casó con esa persona que te “robó”. Ciertamente, está la opción de bloquear, pero también la opción de crear perfiles nuevos, o revisar desde el perfil de un amigo. Es un problema que habrá que abordar, sin dudas, porque a partir de estos inconvenientes se han producido desenlaces fatales. La libertad de las redes sociales se ha convertido en libertinaje. Cualquier intento de regulación de las redes sociales está mal visto, porque es considerado un acto de censura o una intromisión indebida. Pero es hora de que los límites también lleguen a este plano, porque el principio fundamental de que nuestros derechos terminan donde empiezan los de los demás también debe llegar aquí. Por redes sociales empiezan las peores provocaciones, y las soluciones siempre quedarán a mitad de camino.

martes, 18 de octubre de 2016

Violencia de género

Así como la semana pasada escribí sobre inseguridad, esta semana hablaré sobre una causa que está en boca de todos en este último tiempo: la violencia de género. Mucho se ha escrito sobre la creciente y preocupante ola de femicidios que se produjo en este último período. Es un fenómeno cada vez preocupante, y no se da sólo en Argentina, sino en todo el mundo. La justicia incorporó la figura penal del femicidio, otorgándole penas mucho más graves que las del homicidio simple. Considero, sin embargo, que sigue siendo deficiente el control que se ejerce con respecto a las restricciones de acercamiento, las cuales siguen siendo violadas en 8 de cada 10 casos. La orden de restricción sigue siendo una herramienta para “sacarse el problema de encima”, y es ese el reclamo justificado que se le hace a la justicia, que debe involucrarse y brindar soluciones integrales. El botón antipánico resultó ineficiente, dado la dificultad que tenían las víctimas para activarlo ante la inmediatez y la velocidad de la amenaza del agresor. El método uruguayo, donde se le pone una pulsera al denunciado y se activa una alarma si viola la orden de acercamiento a la víctima, parece ser hoy lo más cercano al éxito en la materia.
A pesar de todos estos avances descriptos, la situación sigue cada vez empeorándose más. Ciertamente, la dificultad principal radica en determinar el momento en el que la violencia comienza. Entiéndase como violencia no a la física en sí, si no al momento en el cual el victimario empieza a atacar a la autoestima de su víctima, pretendiendo convertirla en un objeto de su propiedad. Es desde ese momento donde el agresor desarrolla la actitud posesiva, el “mía o de nadie” que es, en muchos casos, el móvil que lleva a los violentos a cometer las fatalidades que venimos observando. Una vez que se logra “bajarle las defensas” a la víctima, el agresor la somete, impidiendo cualquier intento de ella por terminar la relación o pedir ayuda. El agresor no soporta que su víctima intente rehacer su vida sin él, o intente obtener su independencia, y esa desesperación lo lleva a obsesionarse, a decir “mía o de nadie”.
En mi opinión, la solución al problema es atacar este móvil. Lamentablemente, las redes sociales han potenciado esta conflictividad, debido a que el agresor tiene más acceso a contactos y a información que antes era difícil de obtener. En los casos en los que la relación efectivamente se termina, se encuentran constantemente con información suministrada indirectamente por alguien del entorno que tenían en común, lo cual alimenta el resentimiento, despierta el “no vas a estar con otro que no sea yo”. Ciertamente, cualquier regulación que se quiera imponer a las redes sociales será mal vista, pero aconsejo el monitoreo a las redes sociales, ya que saber a qué información pueden acceder los agresores puede servir también para prevenir.
Finalmente, no hay que pasar de un extremo al otro. No siempre es el hombre el malo y la mujer la buena, como pretenden instalar ciertos sectores radicalizados. Hay que estar atentos para que esta causa no sea aprovechada por oportunistas con malas intenciones, que es lo que se está viendo desde algunos sectores políticos y desde algunas mujeres que hacen denuncias falsas con la sola intención de hacer daño. Tengamos en cuenta que, cuando se termina una relación, siempre le cuesta más al hombre que a la mujer recuperarse, y en la mayoría de los casos la mujer tarda menos en formar una nueva pareja. Hay que observar también atentamente este fenómeno como forma de prevenir.

Para cerrar esta nota, resumo: justicia, sí; venganza, no. Cuando se pasa de la sed de justicia a la sed de venganza, los desenlaces suelen ser impredecibles.

martes, 11 de octubre de 2016

Inseguridad

En esta ocasión, voy a hablar del flagelo que representa la inseguridad y las implicancias que esto tiene en nuestra vida cotidiana. No descubro nada nuevo diciendo que la inseguridad es una consecuencia de muchas complicidades, a saber, entre el narcotráfico, la política y la justicia. La inseguridad es un instrumento que utiliza sistemáticamente un gobierno populista para instalar el miedo en la sociedad y la sensación de impunidad, de que esforzarse para obtener réditos es inútil, que siempre tendrá más beneficios recibir dádivas del Estado. Este esquema es tan viejo como la vida misma, y responde a la penosa ambición que han tenido las franquicias del peronismo denominadas menemismo y kirchnerismo por perpetuarse en el poder para así perpetuar sus privilegios entre la clase política.
Visto desde esta perspectiva, la problemática no ha hecho más que agudizarse desde hace aproximadamente 30 años a esta parte. Hay una marcada connivencia entre todos los resortes que tienen que actuar para que la población esté más segura. A la justicia y a la política no les importa combatir contra la inseguridad, porque reciben una parte del botín. Como hemos visto, en muchos casos la policía misma es incluso quien alienta los robos, negociando por una parte de lo robado.
Desgraciadamente, vemos como el narcotráfico se ha aliado con la política para constituir un poderoso esquema que pretende eternizarse. La inseguridad es hija de esa alianza. Por medio de la inseguridad se pretende crear un relato maquiavélico y malicioso que pretende convertir a las víctimas en victimarios, y a los victimarios en víctimas. Esto es así porque los delincuentes que roban responden a ese esquema cómplice que se pretende instalar, son clientes VIP, por decirlo de alguna manera. El negocio cierra para todos…menos para quienes salen a ganarse el pan con el sudor de su frente.
El mensaje que se dará hoy a las 20 horas en la manifestación “Para que no te pase”, tiene que observar esta realidad. Lamento mucho la especulación política que se generó en torno a esta marcha, dado que, como bien dije en los párrafos anteriores, la política es parte del problema. El reclamo es para desbaratar este pernicioso sistema de complicidades.
Espero que el gobierno actual sepa leer este fenómeno y comprenda que debe desbaratar este esquema si pretende un país sustentable en el futuro, donde se creen condiciones óptimas para invertir y para crecer en el rumbo que pretendemos. Es cierto que hay narcotráfico en todos lados, pero aquí se siguió el esquema que impera en México o en Colombia, donde el narcotráfico ya es una especie de co-gobierno. Mientras en otros lugares se lo combate, aquí se le abre la puerta de par en par. Lo demás, es empezar a atar los cabos y sacar conclusiones.