sábado, 14 de enero de 2012

Introducción

Bienvenidos a todos. A partir de este momento estoy incursionando en este apasionante mundo de los blogs, escribiendo algunas líneas que espero sean de utilidad para quien las lea. He estado analizando con detenimiento los acontecimientos que día a día se han sucedido en nuestro país en los últimos años, y arribé a la conclusión de que necesitamos estar más unidos como Nación, crear una corriente que respete el disenso y la posibilidad de que dos opiniones diametralmente opuestas puedan convivir. En Argentina esto ha sido, históricamente, algo difícil de lograr, más bien imposible. Las antinomias han estado a la orden del día, desde unitarios versus federales, pasando por personalismo versus antipersonalismo (en relación al Gobierno de Hipólito Yrigoyen), y la actual y más conocida, peronismo versus antiperonismo.
Hoy, como todos sabemos, se habla de kirchnerismo versus antikirchnerismo. En líneas generales, me considero antikirchnerista. Para lograr lo que se quiere, primero hay que saber qué es lo que no se quiere. Y un modelo que basa sus logros en estadísticas falaces, realmente no me parece confiable. Mucho menos, un modelo que persigue y menosprecia a quien piensa distinto y necesita permanentemente un enemigo a vencer para demostrar un carácter épico y heroico. El peronismo, hoy más conocido con la variante "kirchnerismo", construyó poder a partir de dádivas otorgadas a quienes no tienen acceso a un trabajo o a una vida digna, y buscó siempre perpetuarse en el mismo. El "detonante" que hace que escriba estas líneas ahora, es que la constitución de 1949 decretaba la reelección indefinida del General Juan Domingo Perón, un claro referente de este tipo de políticas que no queremos más.
El objetivo es dejar el concepto negativo de estar en contra de una idea, y generar una nueva idea positiva, que de posibilidad a un cambio que sé que muchos estamos deseando

Un saludo y gracias por su atención

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