martes, 3 de septiembre de 2013

Rumbo a octubre

En esta ocasión escribo para realizar mi análisis sobre el resultado de las P.A.S.O. del 11 de agosto pasado y los posteriores sucesos económicos y políticos que influyeron en el rumbo que pretende tomarse de cara a las legislativas del próximo 27 de octubre, que ya se han convertido más en una carrera hacia la presidencia en 2015 que en un mero recambio o renovación de cargos en las cámaras del congreso.
Es claro que la gran derrotada fue la presidente Cristina Fernández de Kirchner, cuyo golpe contra la realidad de las urnas le revelaron dos certezas: la primera, la reforma constitucional y su re-reelección pasaron a ser una utopía. Segundo, la estructura peronista realizó esta lectura y ya se está reagrupando en búsqueda de un nuevo líder pensando en 2015. Todas las miradas se centran en Daniel Scioli o Sergio Massa, que tendrán la difícil misión de reunificar al PJ y, sobre todo, tomar partido por los aberrantes hechos de corrupción que involucran al gobierno saliente. El recuerdo de lo sucedido con Menem/De La Rúa sigue fresco y cualquier omisión volvería a generar el renacimiento de viejos temores, o la formación de una peligrosa rueda, donde los límites a la corrupción y a la moralidad son cada vez más traspasados y violentados al crecer la sensación de impunidad y poder. ¿Escucharán el mensaje de la calle?
Es plausible el aumento del mínimo no imponible, pero no su modalidad. Parece ser un decreto a medida del clima electoral, un “golpe de efecto” cuyo único efecto parece estar dirigido a captar sufragios. El reclamo data de dos años, y los aumentos suelen ir un paso atrás de la inflación, con lo cual al no haber actualización de las escalas del impuesto, quienes quedan eximidos en primera instancia, vuelven a quedar afectados luego de aumentos salariales posteriores. De este modo, se llega a la conclusión de que el gobierno aumenta el mínimo no imponible exigiendo algo a cambio. El aumento de enero quiso funcionar de techo para las paritarias, mientras que el actual está condicionado al acto electoral. La demagogia y la especulación se tornan evidentes.
Reabrir nuevamente el canje de la deuda refleja una actitud temeraria y desesperada del gobierno. Sin duda, el fallo norteamericano a favor de quienes no ingresaron en los canjes anteriores impactó de lleno contra el principal pilar del relato, el desendeudamiento. Llevar la discusión al territorio nacional no suena creíble bajo ningún punto de vista. Basta con analizar cómo el gobierno llevó a cabo la política del desendeudamiento para llegar a esa conclusión. Si para cumplir los compromisos internacionales la única fuente de pago son las reservas del BCRA o los fondos de la ANSES, es evidente que estamos hablando de una falta de compromiso, que pasó de ser externa a ser interna. ¿Dónde está la “década ganada”? ¿Ese aforismo no representaría más fuentes de financiación para el pago de la deuda del que tanta  vanagloria se hace? ¿Dónde están las retenciones a la soja que alcanzaron precios récord? Muchas preguntas caben hacerse para un mito que al parecer solo sirvió para las cámaras.

En las siguientes semanas veremos más reacciones incoherentes y más intentos forzados de reconciliación con la realidad. Las próximas elecciones servirán para cotizar su credibilidad y medir el nivel de hartazgo y desgaste de este proceso de diez años.

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