Transcurrida
la primera decena de días de 2014, podemos ya analizar qué expectativas nos
traerá un año decisivo para la economía y la política. Sin duda, el hecho que
marcó el puntapié inicial fue el lujoso viaje a Brasil efectuado por Ricardo
Echegaray, con una comitiva integrada por dieciséis personas y con lujos que no
se condicen con la política de austeridad que este Gobierno predica para los
viajes. Esto no hizo más que desnudar el constante doble discurso que le da al
relato un tinte de fantasía, conjugado con mucha hipocresía. Su desmentida se
pareció más a un intento desesperado por justificar lo injustificable, con
confusiones en las fechas y con conceptos vagos y ambiguos que se asimilaron
más a una tomada de pelo que a un sinceramiento de lo ocurrido.
Debemos
además resaltar que el dólar paralelo alcanzó su máximo histórico, al acercarse
tangencialmente a los once pesos por unidad. La aceleración de la devaluación
del dólar oficial, más la profundización de las restricciones con el 35% de
recargo al dólar tarjeta, hicieron que este valor se acelerase. Surge, luego de
la prohibición de Guillermo Moreno, el “dólar bolsa” (técnicamente dólar MEP),
el nuevo indicador que pasará a ser quien intente robarse todas las miradas en
un mercado convulsionado y dominado por el desasosiego y la desconfianza.
Con
respecto a la supuesta orden presidencial de importar tomates desde el Brasil,
debo opinar que es una señal inequívoca de un gobierno que muestra signos de
desesperación y de desconcierto. Si bien este nuevo acuerdo de precios para 194
productos es más terrenal que los que en su momento llevó adelante Moreno, no
es menos cierto que muchos de sus precios son una incógnita, y como siempre, en
estas ocasiones suelen imponerse las imprecisiones y los faltantes en las
góndolas. En ese sentido, las respuestas del gobierno sólo parecen ser amenazas
o manotazos de ahogado que pretendan garantizar un acuerdo que ya nació con
pocas expectativas.
Quiero
hacer una mención especial al globo de ensayo que representó el aumento en el
impuesto a los bienes personales. Aquí se puede notar una señal evidente de
deterioro en un nivel de recaudación que la AFIP se esmera en destacar que se
halla en niveles récord. Un nivel de recaudación que a duras penas logra
empatarle a una inflación que se encuentra en vías de descontrol. Este gobierno
lamentable pasará a la historia como el que más recaudó en la historia, pero el
que menos hizo. ¿A dónde fueron a parar esas sumas récord que se anunciaban con
bombos y platillos? El viaje de Echegaray, en ese aspecto, puede considerarse
la punta del Iceberg. El populismo tiene como argumento casi exclusivo el corto
plazo, el impacto inmediato de cada anuncio, por sobre su eficiencia o sus
efectos colaterales a largo plazo, que suelen ser nefastos y pagados por un
puñado no menor de generaciones.
Por
último, recordar que en marzo terminarán de tratarse reformas muy polémicas a
los Códigos Civil y Penal, que representan un mazazo a la seguridad jurídica de
los ciudadanos argentinos. Sin duda, son reformas que apuntan a acentuar las
fuertes divisiones sociales existentes, y a debilitar los derechos individuales
que quedan a merced de un Estado cada vez más voraz y elefantiásico. Debemos
defendernos, si no, nadie lo hará.
Muy bueno, Facundo! Quisiera agregar algo que leí en el Diario Nación creo, decía que el hecho de que dieran paso atrás en el aumento a los bienes es que si se valuaran las propiedades de los funcionarios al precio comercial y no al que declaran ellos, mentiroso, medio gabinete iría tras las rejas. Me pareció muy cierto, dadas las mansiones y bienes lujosos que se cargan estos hipócritas
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