lunes, 30 de diciembre de 2013

Balance 2013



Estamos cerrando un año bastante particular. Un año que fue marcado por las elecciones legislativas que le pusieron punto final al sueño ultrakirchnerista de la “Cristina eterna”, por el deterioro de variables económicas claves como la inflación, el déficit fiscal o incluso el superávit comercial cada vez más flaco, y que empezó con el himno a Gioja y termina con el Gobernador internado por un accidente de avión. También debemos contar las inundaciones que azotaron a la ciudad de La Plata aquel 2 de abril, la frustrada “democratización de la justicia” (al menos en uno de sus puntos más conflictivos, la elección popular de miembros del Consejo de la Magistratura), el escándalo de la ruta del dinero K, los desesperados intentos del Gobierno por revertir el revés electoral del 11 de agosto, el dólar blue superando los $10, el “blanqueo de dólares” que intentó el gobierno y que no tuvo los resultados esperados (¿se acuerdan del CEDIN y del BAADE?), el INDEC subestimando la inflación y sobrestimando el crecimiento, como suele suceder habitualmente, la incertidumbre generada a partir de la salud presidencial, el guiño de la Corte Suprema que declaró constitucionales los cuatro artículos más conflictivos de la ley de Medios, el ascenso del general Milani, la renuncia de Guillermo Moreno y la aparición en el centro de la escena de Jorge Capitanich y Axel Kicillof como voceros presidenciales de una Cristina Fernández de Kirchner cada vez más debilitada pero aun exhibiendo una capacidad de fractura y de daño que mantiene alineada a la tropa. En muchos aspectos, ha sido el año que ha marcado el comienzo del fin de un ciclo, lo cual no es nuevo, pero, a diferencia de otras ocasiones, se asiste a un fin de ciclo traumático, con gobernantes que violaron permanentemente la ley y ultrajaron y engañaron a la sociedad que les otorgó su confianza mediante el voto.
Este párrafo estará dedicado a los cortes de luz que acontecieron en las últimas semanas en provincia de Buenos Aires. Estos son una consecuencia directa de la desidia en la política energética empleada por el gobierno, si es que podemos considerar que llevó adelante alguna. Perdimos el autoabastecimiento que tanto nos había costado conseguir, no se controlaron las inversiones correspondientes que debían realizarse y se dejó todo en piloto automático,  concentrándose en los superávits gemelos y en la rentabilidad creciente que otorgaba la soja. Se aplicó el “capitalismo de amigos” con la irrupción de Eskenazi en YPF, sabiendo lo que suele ocurrir cuando la obsecuencia se impone a la idoneidad. Esta crisis energética es la causa principal de las restricciones a las importaciones y a la compra de divisas, debido a que somos importadores netos, y necesitamos los dólares para pagar una factura que cada vez es más cara. Desde aquí mando mi solidaridad con quienes se vieron afectados por la falta de este servicio indispensable ante una ola de calor récord en varios años. Antes de buscar culpables, deberíamos buscar soluciones, y es aquí en donde se nota como estamos como sociedad.
Sin duda se vendrá un 2014 difícil. La sola aceleración del tipo de cambio oficial sin otras políticas que la respalden, recalentarán la inflación. El gobierno entra en la peligrosa etapa en la que deberá realizar el ajuste que planeaba endilgarle al próximo gobierno, o atenerse a las consecuencias de una implosión de las variables. Las dicotomías son cada vez mayores, y la capacidad de elección es cada vez menor. ¿Controlar las reservas o el dólar blue?, ¿Controlar el tipo de cambio o la inflación?, ¿Profundización o flexibilización? Otro tema interesante será el de la negociación de las paritarias, ya marcadas por el aumento que se le dío a los policías para frenar la creciente ola de saqueos. Insistimos con esto, la espiral que se avecina será difícil de frenar, y la soja ya no será la salvación como en otras ocasiones. La emisión sólo agravará la situación. Que tengan todos un muy feliz año nuevo.

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