domingo, 5 de febrero de 2012

Reversión 2008 (3º parte)

¡Buenas tardes! A continuación, la 3º parte del escrito de mi autoría, disfrútenlo y gracias por su visita:

"Era obvio que a Menem le iban a prestar, y después cuando fue a pedir Clemente, em…perdón, Fernando De La Rua, no le iban a prestar, aludiendo alta irresponsabilidad y desconfianza por parte de los políticos argentinos. Bastó una crisis internacional severa, como el “efecto tequila” de 1995, para que se desnudara nuestra vulnerabilidad. Hubo una brusca caída del PBI, y comenzaba a evidenciarse un alarmante índice de desempleo. Los “efectos secundarios” del remedio de la convertibilidad empezaban a asomarse. La recesión terminaría por manifestar su presencia en 1998. Ciertamente, todos estos efectos secundarios terminaron siendo padecidos por el gobierno de Fernando de la Rua. Un político de intachable trayectoria chupete. Entre otras cosas, integró la fórmula presidencial de la Unión Cívica Radical con Ricardo Balbín en 1973, siendo derrotados por la fórmula Juan Domingo Perón-María Estela Martínez de Perón (más conocida como “Isabelita”). Fue derrotado por Raúl Ricardo Alfonsín en las internas presidenciales de 1983, y fue Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires entre 1995 y 1999, donde tomó una mayor trascendencia política y. junto con Carlos “Chacho” Alvarez (líder del FREPASO, movimiento que tomaba notable relevancia en ese entonces). Lideraron la fórmula de la Alianza Política UCR-FREPASO, que se impuso con el 50% de los votos, derrotando a quien después lo terminaría reemplazando en ese caótico fin del año 2001, Eduardo Duhalde, quien compartía fórmula con Ramón “Palito” Ortega. Todo este detalle lujoso para decir que De La Rúa agarró un país típico de un contexto en el que empieza a formarse una avalancha, la bola de nieve se hace cada vez más y más grande, y ante esta situación, el cordobés mostró una alarmante debilidad, podríamos llamarlo impotencia si se quiere. No asumió el liderazgo que el pueblo le había confiado con su voto, y lo único que hizo durante su presidencia fue “tirar manotazos de ahogado”. Para eso no se le ocurrió mejor idea que llamar al padre de la criatura, al que había ideado el plan para salir de la inflación, al que nos había metido en este “brete”. Aún hoy queda por preguntarse: “¿Por qué si en su momento era un plan solo sustentable en el corto plazo, lo siguió defendiendo a muerte, aplicando leyes que terminarían por desencadenar la crisis?”. “¿Sería muy retorcido pensar que Cavallo le hizo la cama a De la Rúa?”. Uno nunca sabe. Es muy difícil pensar que a la misma persona que se le ocurrió la Ley de Convertibilidad, se le hayan ocurrido inventos criollos como el Impuesto al Cheque, la Ley de Déficit Cero o el Corralito. Todas esas leyes terminaron por desencadenar la crisis, y así como ocurriera en 1989 (aunque no tan grave porque ya había sido electo Carlos Saúl), un presidente radical debía renunciar a su cargo. Fue presidente por un día Ramón Puerta (presidente provisional del Senado ante la dimisión de “Chacho” Álvarez en 2000), y se designó presidente provisional hasta marzo de 2002 a Adolfo Rodriguez Saá, hoy solo recordado por haber declarado al país en Default y por los famosos aplausos que esa medida poco seria terminó generando. Duró solo una semana. Asumió Eduardo Caamaño, que convocó a una asamblea que terminaría nombrando a Eduardo Duhalde por lo que quedaba del período, es decir, hasta el 10 de diciembre de 2003. Los primeros meses del 2002 fueron duros…no sólo se mantuvo el “corralito” implementado por Cavallo: hubo devaluación y pesificación de los depósitos, un cóctel fulminante para los que tenían sus ahorros depositados en el sistema financiero argentino (entre ellos De la Rúa, qué raro no?). Tardó mucho nuestro país en reacomodarse a esa situación. Obviamente la inflación no se hizo esperar. Tras la renuncia de Jorge Remes Lenicov como ministro de Economía, llegaría un nuevo “apagador de incendios”, porque en esa época no había otra designación posible para los ministros de Economía. Y Roberto Lavagna leyó muy bien el problema. Había mucha capacidad ociosa, que requería un aumento de la oferta que condujera a la recuperación económica. Y la recuperación no se hizo esperar. Luego llegaron los Kirchner y la historia ya es conocida"


Un gran saludo y la próxima semana, la que es a mi gusto la parte más importante.

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