miércoles, 4 de diciembre de 2013

Turbulencia

Diciembre arrancó con todo. Sin duda, al ser el último mes del año y festivo, es un mes decisivo en el que se realiza el balance de lo que fue el año y se intentan elaborar las correcciones pertinentes a las desviaciones que pueden haberse producido. En este sentido, se trató además de un año electoral considerado decisivo por un oficialismo que, en cierta forma, plebiscitaba su gestión para comprobar la factibilidad de una aventura reeleccionista. Si bien dadas las encuestas que vaticinaron el resultado final, esta de ningún modo podía ser la bandera de campaña de la oposición, el debate estuvo centrado en cuestiones más banales, como la división de la sociedad o el patoterismo perpetrado por Guillermo Moreno y La Cámpora. Ciertamente, la forma poco amigable en la que se desenvolvía el ex secretario de Comercio Interior generó la incertidumbre y el miedo entre los diversos sectores económicos. Medidas como las restricciones a las importaciones y a la compra de divisas extranjeras fueron las que precisamente aceleraron la incertidumbre y la caída de las reservas, al no haber garantías reales que permitieran el acceso de dólares genuinos al país. Esto, en un contexto de política expansiva norteamericana y de tasas de interés a nivel récord que no será eterno, puede ser una inmejorable oportunidad desperdiciada para lograr un despegue postergado por el populismo y por la captación de votos a través de generosos subsidios.
El nuevo gabinete, esos nuevos superhéroes a los que el gobierno recurre para apagar el incendio (Jorge Capitanich y Axel Kicillof), se ha propuesto una meta que a todas luces parece ser poco accesible sin un cambio bien definido: reducir la brecha cambiaria entre el dólar oficial y el dólar paralelo, con el objetivo de brindar una imagen más sólida de la economía que permita amortiguar la caída de las reservas. De este modo, se acelerará la suba del dólar oficial, lo cual es borrar con el codo lo que se escribió en el presupuesto 2014, que estimaba cerrar a $6,33. Las microdevaluaciones llevarán a ese valor a $7 para el primer trimestre del año, cifra que supera largamente a la presupuestada. En ese sentido, el aumento del recargo a las compras con tarjeta de crédito en el exterior (de 20 a 35%), representa más un obstáculo a ese objetivo. Recordemos como se mantiene bajo el blue: A través de bonos que vende la ANSES que sirven para bajar el contado con liquidación, que es el dólar habilitado para negociar en el exterior. Claramente, el maquillaje no logra disimular que el objetivo de fondo por parte del Gobierno sigue siendo siempre el mismo: ganar tiempo, e intentar mostrar señales amigables a un mercado cuya incredulidad será difícil socavar.

Quiero dedicarle un último párrafo a lo ocurrido en Córdoba, con el acuartelamiento policial que dejó desprotegidos a los cordobeses, que son víctimas de un fuego cruzado entre la policía y el gobierno provincial, ante la desidia de un gobierno nacional que como siempre, se muestra díscolo ante gobiernos opositores, priorizando el rédito político por sobre el bienestar del pueblo al que tanto dicen defender. La situación aparenta ser más grave que la de 1989 o 2001 (parece que es cada doce años el asunto), y en este caso, los saqueos no son sólo a los supermercados, sino también a casas y transeúntes. Que ocurra en Córdoba y Santa Fe, no hace más que despertar sospechas de una maniobra K para intentar obtener un rédito político que no tiene mucho sentido, porque se cobran vidas en estos penosos acontecimientos. Veremos como transcurren los próximos días al respecto.  

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