Buenos días a todos. Ante todo, les quiero pedir disculpas por el tiempo que estuve sin actualizar el blog. Una mudanza y la dedicación a mis últimas 3 materias han sido las causales de este abandono. Pero estoy de vuelta, para analizar todo lo acontecido en este tiempo.
Lo pertinente es empezar por el famoso "Vamos por todo" pronunciado por Cristina Fernández de Kirchner el 27 de febrero en el acto por el bicentenario de la Creación de la Bandera realizado en Rosario. Fue tal vez un desafortunado grito de guerra, que, cinco días después del accidente de Once, marcó la tendencia de que este hecho sólo le preocupaba desde el punto de vista de su imagen positiva, la cual mermó considerablemente merced al estado de los trenes de TBA y sus negociados con los Cirigliano. No hubo un gesto concreto de solidaridad con las 51 víctimas fatales de este accidente ni con los más de 700 heridos, sino un intento (como ya nos tiene acostumbrados este gobierno) de esconder la mugre bajo la alfombra, con complicidad judicial inclusive (aceptación del Estado como querellante, designación de peritos per se, intento de arreglos extrajudiciales con familiares de las víctimas, etc.). Con sólo mencionar tres palabras, se darán cuenta por qué la tragedia de Once desapareció de las primeras planas como por un pase de magia: Macri, YPF y BCRA.
El conflicto con el gobierno de Mauricio Macri por el traspaso de los subtes y de 33 líneas de colectivos que sólo recorren la Capital Federal, tienen un objetivo patente, del cual no soy el descubridor ni mucho menos: desligarse de la responsabilidad de los transportes, y que el gobierno de la CABA (y todos los ciudadanos del mayor distrito anti K del país) pague los platos rotos de tener que aumentar las tarifas por la falta de los ya monstruosos subsidios nacionales. Más irritante fue el corte de la Autopista Illia hecho por supuestos habitantes de la villa 31, que exigían dos colectivos escolares que los trasladaran hasta el barrio de Belgrano. Ha quedado claramente evidenciado que fue una maniobra política del kirchnerismo para desestabilizar a Macri, para hacerlo quedar como un "oligarca", "burgués" o como quieran llamarlo. En mi opinión, la reacción de Macri es acertada: no entra en el juego y va a la Justicia por lo que él considera (y es) otro atropello del Gobierno Nacional contra su gestión.
El conflicto con YPF, dirigido principalmente al principal accionista Sergio Eskenazi, es una muestra patente del modus operandi del kirchnerismo. Basta analizar lo que pasó con el Grupo Clarín (antes y después del conflicto agropecuario de 2008), Julio Cobos (también víctima de ese conflicto) y actualmente con Daniel Scioli y en menor medida con Amado Boudou (víctima de funcionarios K y de La Cámpora, hoy sólo defendido por Cristina). Oh casualidad, he mencionado a los tres vicepresidentes del kirchnerismo: ¿casualidad o causalidad?. Volviendo a YPF, Néstor designó a Eskenazi como principal accionista de YPF en 2006, y las relaciones entre ellos eran más que amigables. Pero CFK "descubrió" que YPF repartía dividendos en el exterior y no se dedicaba a hacer las tareas cotidianas de exploración y explotación de los recursos petroleros. Obviamente, cuando vio que los Eskenazi giraban divisas fuera del país, empezó la crispación y el ataque constante, que ya se cobró las concesiones a la petrolera en Chubut y Santa Cruz, esperando lo que pase en Mendoza, Neuquén y Salta. Demás está decir que esto genera desempleo y un mayor descontento social, que en Santa Cruz (tierra donde se "desarrollaron" Néstor y Cristina) ya es alarmante y puso al Gobierno a estudiar la posibilidad de su intervención federal. En Chubut se dio la particularidad que Martín Buzzi ganó las elecciones por el Peronismo Federal (respondía a Mario Das Neves, vice de Duhalde en las elecciones pasadas) y luego se alió (por no decir que se "vendió") al kircherismo, lo cual ya en principio es un indicio negativo. El desenlace de esta historia será probablemente una denuncia de Eskenazi ante el CIADI y probablemente un nuevo desacato del gobierno, cada vez más cerca de ser expulsado del G-20.
Por último, la reforma que impulsó CFK a la Carta Orgánica del Banco Central de la República Argentina. Sería fácil sólo decir que es una forma de hacer más caja para seguir financiando la fiesta. Es, como todas las políticas relacionadas al incremento (o en este caso, mantenimiento) del consumo, "pan para hoy y hambre para mañana". Esta reforma es, lisa y llanamente, la eliminación de las reservas del BCRA como garantía del valor de nuestra moneda, función básica y fundamental de este organismo. Una mayor cantidad de circulante de dinero disminuirá el valor de éste, lo que no es más que la famosa ley económica de la oferta y la demanda. Al aumentar la base monetaria (oferta de dinero), se aumenta la cantidad de dinero demandada, pero disminuye su valor (su precio), y el poder adquisitivo cederá ante la inflación galopante generada por la emisión sin respaldo. Esta nueva función que pretende otorgársele al Banco Central, de "financiador de políticas estatales", además de disparar la inflación, aumentará las especulaciones en el mercado cambiario, acentuando la brecha entre el "dólar oficial" (cada vez más atrasado) y el "dolar paralelo". Es cierto también que evitará el ajuste y la quita de subsidios que tarde o temprano tendrá que realizar este gobierno, pero parece no haber otra "caja" más a mano (más bien si, los depósitos de los bancos, pero sería volver al penoso antecedente de 2001) y eso, tarde o temprano, repercutirá en nuestra economía.
Saludos a todos y gracias por su atención
me pregunto si los depositos de los bancos entran dentro del vamos por todo??. me parece que el 2001 va a ser una miguita comparado a lo que se viene.
ResponderEliminarSaludos
fabian