Está
transcurriendo un mes de marzo difícil, como suele suceder en los últimos años
como consecuencia de arduas negociaciones por las paritarias. Este año, en
particular, está signado por el conflicto docente y la postura intransigente de
los gremios frente a una propuesta de incremento del 19% anual más la inclusión
de una cláusula gatillo en caso de haber una inflación más alta. Los
gremialistas exigen que se abra una paritaria nacional (cuando son las provincias
las que pagan los sueldos docentes) y ponen esa condición para levantar el paro
y el conflicto. La paritaria nacional viene a ser una suerte de salvavidas para
provincias como Santa Cruz, que no ofreció ningún aumento, o Entre Ríos, que
ofreció un 6%. Con todo, parece más que evidente la intencionalidad política de
los gremios docentes, cuyos paros tienen un acatamiento cada vez menor. Es
lamentable que un reclamo justo se desvirtúe por el oportunismo de ciertos
sectores políticos que no quieren perder poder ni privilegios, y tienen miedo
de ir presos.
Este
conflicto docente fue sin dudas el disparador de una problemática que aqueja a
la Argentina en los últimos 70 años: las dificultades y obstáculos constantes
que deben soportar los gobiernos no peronistas, que desde la existencia del
peronismo nunca pudieron concluir el mandato otorgado constitucionalmente por
el voto popular. Pareciera que nadie quiere entender esto, o nadie se pregunta
cómo muchos de los que gritan hoy hacían silencio durante el kirchnerismo. El
periodismo le hace el juego a estos sectores desestabilizadores, y levantan el
dedo con una facilidad que no era vista hasta hace 15 meses atrás. Es evidente
que hay una desesperación por querer ver a Macri irse en helicóptero, porque eso
le garantizaría, por fin, al peronismo, ser la única alternativa posible para
gobernar, como bien se desprende del germen totalitario del PJ. Si Macri logra
consolidar su proyecto y terminar el mandato en 2019 (ni hablar si hubiera una
eventual reelección), sería la prisión y la pérdida de privilegios de muchos
sectores que fueron gobierno en 24 años de 26 entre 1989 y 2015. Sería la
posibilidad de afrontar realmente una verdadera democracia, algo que el
peronismo, en el fondo, aborrece.
De
ninguna manera creo que Macri sea el salvador de la patria, y si el día de la
mañana se presenta una alternativa mejor a Cambiemos, superadora, la votaré, siempre
y cuando sea una alternativa democrática y que en los debates busque enriquecer
posiciones y construir, y no imponerse por la fuerza o invalidar totalmente
otras opiniones. Siento que como sociedad estamos cansados de que nos pisoteen
o nos quieran decir que sentir o que pensar. Sueño con un país donde haya
muchas opciones para elegir y haya respeto mutuo. El peronismo siempre soñó con
ser la única opción, eliminando a todas las demás, y ese es el principal motivo
de estos 70 años de decadencia. Quiero votar a los mejores, no a los únicos,
¿Tan difícil es entender?
Sé
que este artículo no es estrictamente económico, pero si queremos ser un país
con futuro, debemos erradicar las tendencias totalitarias, a querer monopolizar
la verdad e imponer un pensamiento único. Sólo así seremos el país que soñamos
todos, y que sin duda construiremos entre todos.